No dejo de creer que las noticias acerca de la muerte del petróleo como
recurso energético son un poco exageradas. La baja del precio del barril
tiene varias explicaciones razonables y otras tantas esotéricas. "The
Guardian" ha tratado muy bien la cuestión de los temas de fondo en el
caso del crudo, dejando en claro que hay más de un factor en esta crisis
que no debería sorprendernos tanto. Por un lado está la contienda por
el mercado más o menos esperada entre los países productores como Arabia
Saudita y Estados Unidos. Un artículo del diario inglés refleja la
especulación de algunos analistas que indican que Arabia están inundando
el mercado con su producto para afectar el desarrollo de las
explotaciones no convencionales en Estados Unidos. Otro factor a tomar
en cuenta es el retroceso de las mega economías como China e India.
Especialmente se habla de China. En su libro “Por qué fracasan los
países”, Daron Acemoglu y James A. Robinson anticipan que el país
oriental debería comenzar una etapa de retracción que terminará
afectando al comercio internacional después de varios años de
excepcional despegue. Mientras tanto el crudo andaba hace unas horas por
los 43,96 U$D y eso queda muy lejos de los 100 U$D. Es un récord hacia
abajo. Dicen los propios Chinos que la palabra "crisis" también implica
la idea de oportunidad. Los países importadores tienen por ahora una
oportunidad de conseguir petróleo a buen precio para su industria y su
consumo interno. Pero capitalizar estaba baja es otro asunto. La
Argentina tiene amplias expectativas puestas en Vaca Muerta y el
gobierno de Neuquén pretendía este año romper un récord de inversión de
10.000 millones de dólares en el yacimiento. ¿Llegarán? La
sobreproducción de crudo en el mundo, después de años de exploración y
bombeo frenético están insertos en un escenario de crecimiento de las
potencias y de avidez por el barril al precio que sea. Pero los
retrocesos económicos terminaron marcando el pulso de la demanda. Vaca
Muerta fue descubierta en un momento de alta temperatura. La pregunta es
de cajón ¿Si el mundo necesita petróleo para mover su industria y a su
gente, cuánto puede bajar el precio de una energía no renovable? El
precio del petróleo parece indicar que existen grandes reservas y que
tenemos petróleo para tirar al techo. ¿Es así? Sólo en parte. Hay
reservas. Eso seguro. Y el barril, según los analistas, seguirá cayendo
hasta tocar los 40U$D. Con estas bajas la Argentina se ahorraría sólo en
importación de combustibles alrededor de 3500 millones de dólares por
año. Pero ¿y Vaca Muerta?. "El petróleo está en el futuro como una cita
agendada", me dice un científico del Balseiro que se resiste a
imaginarse al industria petrolera olvidada y enterrada en su propia
mecánica. Para Michael T. Klare profesor del Hampshire College y autor
de "The Race for What's Left: The Global Scramble for the World's Last
Resources", el petróleo difícilmente vuelva a sus más altos niveles.
Klare argumenta que la caída en el crecimiento de los gigantes
planetarios se mantendrá por muchos años y también bajará el consumo
masivo de combustibles. Los automóviles, por ejemplo, dejarán de
succionar nafta como vampiros con la aparición de los motores híbridos.
Sin embargo, es tan pero tan difícil pensar en que los campos de
petroleo serán abandonados en las próximas décadas porque preferimos
andar en bicicletas de cuatro ruedas. Lo que este análisis de
crecimiento internacional descarta es la aparición en la escena de
nuevos jugadores (¿Brasil?, ¿Corea Unificada?, ¿Argentina?) y de más y
mejores tecnologías al servicio de más y mejores industrias. Me hace
pensar en la relación de Chile con el cobre. Ya en el final de la
dictadura se decía en ese país que su dependencia con el cobre
terminaría por hundir la economía trasandina. No le veían al cobre
demasiadas salidas que las tradicionales. Entonces apareció internet,
las computadoras de nueva generación, los superconductores y ahí está
Chile todavía atada a su cobre. Este menosprecio por el petróleo y por
los yacimientos no convencionales (que posee la Argentina) me huele
raro. Los dueños del crudo, al final de cuentas, no deberían
preocuparse, la energía todavía es suya y lo seguirá siendo.
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