jueves, 30 de julio de 2015

¿El fin del petróleo?

No dejo de creer que las noticias acerca de la muerte del petróleo como recurso energético son un poco exageradas. La baja del precio del barril tiene varias explicaciones razonables y otras tantas esotéricas. "The Guardian" ha tratado muy bien la cuestión de los temas de fondo en el caso del crudo, dejando en claro que hay más de un factor en esta crisis que no debería sorprendernos tanto. Por un lado está la contienda por el mercado más o menos esperada entre los países productores como Arabia Saudita y Estados Unidos. Un artículo del diario inglés refleja la especulación de algunos analistas que indican que Arabia están inundando el mercado con su producto para afectar el desarrollo de las explotaciones no convencionales en Estados Unidos. Otro factor a tomar en cuenta es el retroceso de las mega economías como China e India.
Especialmente se habla de China. En su libro  “Por qué fracasan los países”, Daron Acemoglu y James A. Robinson anticipan que el país oriental debería comenzar una etapa de retracción que terminará afectando al comercio internacional después de varios años de excepcional despegue. Mientras tanto el crudo andaba hace unas horas por los 43,96 U$D y eso queda muy lejos de los 100 U$D. Es un récord hacia abajo. Dicen los propios Chinos que la palabra "crisis" también implica la idea de oportunidad. Los países importadores tienen por ahora una oportunidad de conseguir petróleo a buen precio para su industria y su consumo interno. Pero capitalizar estaba baja es otro asunto. La Argentina tiene amplias expectativas puestas en Vaca Muerta y el gobierno de Neuquén pretendía este año romper un récord de inversión de 10.000 millones de dólares en el yacimiento. ¿Llegarán? La sobreproducción de crudo en el mundo, después de años de exploración y bombeo frenético están insertos en un escenario de crecimiento de las potencias y de avidez por el barril al precio que sea. Pero los retrocesos económicos terminaron marcando el pulso de la demanda. Vaca Muerta fue descubierta en un momento de alta temperatura. La pregunta es de cajón ¿Si el mundo necesita petróleo para mover su industria y a su gente, cuánto puede bajar el precio de una energía no renovable? El precio del petróleo parece indicar que existen grandes reservas y que tenemos petróleo para tirar al techo. ¿Es así? Sólo en parte. Hay reservas. Eso seguro. Y el barril, según los analistas, seguirá cayendo hasta tocar los 40U$D. Con estas bajas la Argentina se ahorraría sólo en importación de combustibles alrededor de 3500 millones de dólares por año. Pero ¿y Vaca Muerta?. "El petróleo está en el futuro como una cita agendada", me dice un científico del Balseiro que se resiste a imaginarse al industria petrolera olvidada y enterrada en su propia mecánica. Para Michael T. Klare profesor del Hampshire College y autor de "The Race for What's Left: The Global Scramble for the World's Last Resources", el petróleo difícilmente vuelva a sus más altos niveles. Klare argumenta que la caída en el crecimiento de los gigantes planetarios se mantendrá por muchos años y también bajará el consumo masivo de combustibles. Los automóviles, por ejemplo, dejarán de succionar nafta como vampiros con la aparición de los motores híbridos. Sin embargo, es tan pero tan difícil pensar en que los campos de petroleo serán abandonados en las próximas décadas porque preferimos andar en bicicletas de cuatro ruedas. Lo que este análisis de crecimiento internacional descarta es la aparición en la escena de nuevos jugadores (¿Brasil?, ¿Corea Unificada?, ¿Argentina?) y de más y mejores tecnologías al servicio de más y mejores industrias. Me hace pensar en la relación de Chile con el cobre. Ya en el final de la dictadura se decía en ese país que su dependencia con el cobre terminaría por hundir la economía trasandina. No le veían al cobre demasiadas salidas que las tradicionales. Entonces apareció internet, las computadoras de nueva generación, los superconductores y ahí está Chile todavía atada a su cobre. Este menosprecio por el petróleo y por los yacimientos no convencionales (que posee la Argentina) me huele raro. Los dueños del crudo, al final de cuentas, no deberían preocuparse, la energía todavía es suya y lo seguirá siendo.

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