domingo, 27 de septiembre de 2015

Huellas nazis en Bariloche

La primera vez que Joseph Mengele rindió el examen para sacar su licencia de conducir en Bariloche lo reprobó por desconocer el nombre de las calles y los giros de la localidad. Era un buen conductor pero llevaba pocos meses en la zona. Para el trámite utilizó el nombre con el que entró al país el 20 de junio de 1949, Helmut Gregor, cédula Nº 3.940.484 otorgada por la Policía Federal argentina. Corría el año 1950. Con el tiempo el “Doctor Muerte” comenzó a sentirse cómodo en la pequeña villa de montaña y optó por recuperar sus marcas de nacimiento. Con una salvedad, en la Patagonia, en sus tarjetas de presentación que lo indicaban como médico, cambió el Joseph por José: José Mengele. 


El tour tras las huellas de nazis por Bariloche

viernes, 25 de septiembre de 2015

Energía para los próximos 35 años

La Argentina necesitará US$ 100.000 millones en inversiones a lo largo de 20 años solo para cubrir su demanda energética. Lo revela un estudio que difundió la Plataforma Escenarios Energéticos 2035. El trabajo subraya, sin embargo, que la política energética no es hoy una prioridad dentro de los discursos de los candidatos presidenciales. El informe fue impulsado por un conjunto de organizaciones: Los Verdes, Vida Silvestre, la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica, la Cámara Argentina de Energías Renovables, el World Energy Council y la Facultad de Ingeniería de la UBA.

Harían falta US$ 96.000 millones para la producción de energía

 

El estudio en PDF

 

 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Periodismo: De la intuición a los algoritmos intuitivos

Una de las últimas especies sobrevivientes al cambio del paradigma comunicacional, que soporta el periodismo hoy, es “la intuición periodística”. Pero también este animal exótico y venerado está en peligro de extinción. Durante décadas el periodismo basó muchas de sus acciones operativas (edición, escritura, financiación de reportajes) en argumentos tales como la “intuición” de sus editores o, incluso, lo que dictaba “la piel” a sus reporteros. Pocos esgrimían otros argumentos laborales que no fueran una suerte de talento perfeccionado en la experiencia que, en la teoría, suma intereses por el ejercicio cotidiano del oficio. Como siempre, en materia de arte y talento, hay casos y casos. El periodismo no puede depender hoy exclusivamente de sensaciones. El estallido de internet y, con ella, de la explosión en el volumen de datos, ha ido convirtiendo esa “sensación” en un juego peligrosamente esotérico. Los periodistas todavía son dueños del foco: cuando una nota puede ser una nota. Pero la elevación de ese material en una joya preciosa, a lo largo de una jornada de trabajo y lectura, constituye un derecho que los escribas han perdido en parte y deben comenzar a delegar. O, al menos, a repensar. El futuro, y no el futuro de allá al fondo, impone la utilización de programas intuitivos capaces de rescatar del enorme volumen de información circulante, los auténticos parámetros de la ejecución periodística: captación de un tema, edición, publicación. El accionar ya no se basaría en los “me parece” de un reportero sino en la comprobación real, en línea, de lo que los datos nos muestran. La preservación de la especie periodística depende de con qué inteligencia y sofisticación sea leída la mega data que transpira la sociedad tecnologizada. Los flujos de mega data reflejan el estado anímico de millones consumidores con acceso a internet y que, por ende, que alimentan la corriente publicitaria de los medios. Y ambas cosas son pilares del negocio periodístico. Sin mega data no hay grandes medios. Sin análisis secuencial, a través del uso de algoritmos intuitivos, no hay posibilidad de saber -en términos precisos, se entiende- qué estamos haciendo en las salas de las redacciones. La siguiente generación de algoritmos, que hoy solo describen tiempo y volumen de consumo de artículos, será del orden predictivo. Se necesitará una gran cantidad de horas-hombre de escritura en la codificación de lenguaje formal e informal para concretar un algoritmo que “puenteado” a un Mega-Data Services ofrecerá análisis específicos capaces de imponer parámetros a este “decir” social. La aplicación de valores fluctuantes quedará determinada por el ritmo y el sentido de los consumos detectados en la web. Es imprescindible tener en claro la fórmula para calcular la escala. Un código de largo alcance, muy depurado, podría expresar la aparición de palabras en secuencias numerales, aplicar “notas” y desarrollar promedios y proyecciones estadísticas en el escenario del lenguaje en tiempo real. Esto complementará el saber periodístico más tradicional y, todo indica, lo perfeccionará.


martes, 15 de septiembre de 2015

20 mil veces "mi mejor noche" y otras historias de un anfitrión profesional

En los últimos 10 años al frente de Isla Morena, mi pequeño hotel en el extremo sur de Chile, tomé contacto con unas 20.000 personas. Con algunas apenas crucé un dato: una palabra para señalar el camino correcto hacia el próximo hostal, muy similar al mío, ubicado a 15 metros. Pero con otras –muchas otras–, compartí cenas sabrosas, regadas de vino chileno y excelentes conversaciones. Excepcionalmente, con algunas derivamos en amistad, aferrado a la sensación de estar frente a alguien que conocés desde hace muchos años, aunque acaba de caer a tu vida como un paracaidista empujado por los vientos del mundo. Tener tu propio hotel familiar es, entre muchas otras cosas, una muestra de que te alimentás de la curiosidad por el otro, como lo hace un periodista –también lo soy– o un investigador policial.

La Agenda de Buenos Aires

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Julio Rajneri deja la dirección del diario "Río Negro"



Cuenta la leyenda que en 1967, el joven abogado Julio Rajneri apareció con la chequera en la mano para destrabar un duro conflicto gremial al interior del diario “Río Negro”. Los trabajadores de fotomecánica -en esa época era una función clave en el proceso editorial aunque hoy los periodistas digitales no tienen la menor idea de que algo así haya existido- estaban jugando al fútbol en una canchita cercana a la redacción, mientras esperaban a que alguien de “la familia” les prometiera unos pesos para parar la olla. El que llegó fue Rajneri. Firmó compromisos, dio palmadas, estrechó manos y el diario salió a la calle. Luego se paró frente al directorio y les disparó una frase para los libros que nunca se escribieron: “¡Ahora, yo!”. Y fue “Yo” con mayúsculas durante 50 años. En el medio incursionó en la política como funcionario de Raúl Alfonsín. Fue su ministro de Educación. Pero las encuestas en la provincia siempre le dieron mal. Jamás hubiera podido ser gobernador de Río Negro o intendente de General Roca. Fue, creo, el primero y el último proto hombre que tuvo el diario fundado por su padre Fernando Rajneri en 1912. Acaba de dejar oficialmente la dirección del matutino -cosa que en la práctica ocurrió hace tiempo ya para dedicarle tiempo a su zoo particular “Bubalcó”- y mientras escribo estas líneas siento que, en verdad, estoy armando su obituario. Es que sí, es su obituario como periodista. Rajneri es un hombre excepcionalmente culto. Sofisticado. Amable cuando lo quiere. Le gusta que lo escuchen pero también escuchar. Un truco de los viejos periodistas. Mira a los ojos. Sabe de cine. Literatura. Política. Ama el Alto Valle. Ama comer faisán. Es millonario. Todo este abanico de preferencias confluía en el Río Negro. Sus aspiraciones de ciudadano de mundo influyeron en parte sobre el contenido del diario de las provincias de Río Negro y Neuquén. A Rajneri le gustaba comenzar el diario papel por Internacionales y no por el “Tema del día”. La parecía más elegante. Apadrinaba los editoriales de James Neilson, un intelectual tan a la derecha de cualquier pensamiento democrático. En una mesa de café, Neilson, me confesó algun vez que temía por su continuidad si Rajneri se salía del negocio. Justo que él que es el “pensamiento” del diario y escribe unas 100 notas por mes para la página de Opinión.
Aparecía en la redacción impecablemente vestido. Bronceado (casa en Miami, casa en Buenos Aires, casa en Patagonia). Sonriente. Saludaba con afecto a los rostros que identificaba desde hacía décadas y mataba con la indiferencia a los “nuevos” profesionales que iban llegando a cuenta gotas a su redacción. Le gustaba alardear diciendo que su diario era de lo mejor del país. Tal vez olvidándose de la potencia de otros diarios provinciales como “La voz” de Córdoba, “Los Andes” de Mendoza y “La Capital” de Rosario. El quería sentir que un poco de su admirada Europa se había trasladado al Alto Valle. Y cómo le gustaba, le gusta, perdón, Portland, Oregon. Hace unos años -5, diría- le confesó a uno de sus laderos que veía llegar -en apenas 10- el final de su diario, el cambio de paradigma total y que él, probablemente estaría lejos para cuando todo el vendaval se desatara. No muerto, lejos. No era que no entendiera la web. Era sólo que le resultaba demasiado. Ya había reinado sobre todas las otras plataformas. Curiosamente la empresa -la suya- que dominó el papel, después el cable, abandonó el negocio de internet a fines de los 90 porque no le daba demasiados resultados la venta de abonos. No la vieron. Rajneri autorizó la compra de una carísima biblioteca Espasa Calpe -11 mil dólares de los años 90- que hoy ocuparía la fibra de un microchip. Pero la intensión es la que lo pinta de cuerpo entero al mandamás. Hoy sus periodistas poco y nada suben al tercer piso donde se encuentra esta pared de libros. Para eso está Wikipedia. Más rápido aunque menos “british” en su esfuerzo. Rajneri contrató, a mediados de los 90, al destacado periodista de economía Rubén Chorny para que revitalizara el diario ante el avance de “La Mañana” de Neuquén, por entonces de Julio Ramos. Y el rediseño de Chorny -rechazado y chicaneado por la plana de gerentes adictos al director y a sus propias tradiciones mecánicas- le dio otros diez años de buena vida al diario patagónico. Después Chorny partió. Y Rajneri comenzó a alejarse gradualmente de sus obligaciones para mantener conversaciones silenciosas con sus animales traídos de todo el mundo. Sus visitas a la redacción se volvieron raras. Mandaba saludos desde su imponente chacra en Guerrico donde cultiva uvas premium y faisanes (su exquisita biblioteca tiene decenas de libros de cómo cocinarlos). Internet hizo su parte. El maravilloso monstruo digital comenzó a devorarse sin permiso al diario papel. Cayeron las ventas de 35 mil a ¿19 mil?. Recuerdo cuando con Carlos Torrengo visitábamos, al principio de la madrugada, la enorme rotativa que escupía ejemplares como pizzas. Nos dejábamos inundar por el aroma y la música del mecanismo al pie de la imprenta. La mayoría de las veces bastante borrachos. “Hijo mío, algún día todo esto será tuyo y será una pizzería”, le decía yo en broma a Torrengo intuyendo el final de una era.
Alguna vez el escritor y periodista Raúl Argemí, relató un ocaso posible para el “Doc” en su libro “El gordo, el francés y el ratón Pérez”. Allí, el magnate transfigurado, que no era otro que Rajneri, terminaba almorzado por uno de sus tigres blancos. Los tigres blancos que hacen delirar al ex director. La realidad fue mucho menos burda. Hace unos años el que intentó comerse a Rajneri fue su mascota, un carpincho, que le hirió una pierna y estuvo cerca de abrirle el cuello. No hubiera sido un final digno de un hombre ilustre. Pero aquello es ficción y realidad a medias. Julio Rajneri se ha ido de la redacción. Con él se va una historia. Rica, inmensa, pero historia al fin. En su discurso de los 100 años del diario, Rajneri, frente a casi 1000 personas levantó su copa y dijo que no quería olvidarse de las familias que trabajaron codo a codo con él y su padre para hacer del diario un buen diario. Y a ellos, millonarios. Muchos han partido en cuerpo y en alma. El rey también deja su trono. Lo que queda a sus espaldas es una incógnita.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Nadie


"Nadie va a encontrarnos si no lo queremos. Estas montañas, estos caminos de piedras, estos ríos que cruzan ríos, sólo nosotros los
conocemos"
(Cristo, "Principio del fuego")

Diarios: de contar el hoy a describir el futuro inmediato

                           Una imágen de los gráficos de Google Analytics

El futuro de los diarios está en los algoritmos. Durante años los periodistas han tomado decisiones basándose en su experiencia e intuición. Pero el ensayo y el error son costosos, llevan tiempo y en ocasiones producen una serie de invisibles conflictos internos en la cadena de producción de los diarios. El futuro de los diarios radica no en contar lo que está sucediendo ahora, exclusivamente, sino en ser capaz de intuir con claridad lo que podría ocurrir en un rato. En otras platabras, prever el futuro y chequear "antes" los intereses que tendrán sus lectores "después". La velocidad del desarrollo informático debería haber alertado a los diarios de este escenario hace mucho tiempo. Después de todo son los diarios los que comunican los adelantos de la ciencia. Pero este razonamiento olvida que hasta mediados de los 90 en los diarios todavía se veían máquina de escribir. Las computadoras llegaron más tarde y los vínculos con el campo informático incluso después. La popularización de carreras en Ciencias de la Comunicación no creó científicos propiamente dichos sino comunicadores profesionales. Para entender que existía una forma sintética de establecer parámetros de gustos e intereses en la audiencia del diario había que recorrer todavía un camino en sobras. En los diarios ya no abundan los eruditos, esos tipos extraños que parecían tener la intensión de abarcar grandes dosis de conocimientos sin un propósito muy claro. Los dejaron en evidencia en sus relatos gente como Borges y Arlt. Y por propia experiencia puedo asegurar que conocí a al menos tres que hubieran avanzado a zancadas bajo el nuevo paradigma informático. Para que se produzca el siguiente click del periodismo es necesario abrir las redacción o el espectro de producción periodística a los científicos. A los estadísticos, matemáticos, físicos teóricos y eruditos varios. A los periodistas y la gente de los medios los espera un algoritmo en la próxima estación del tren. Un conjunto de reglas y comandos basados en la bigdata que permita imponer valores numéricos de flujo sobre las acciones de sus lectores. Ya lo vienen haciendo los brokers, los ingenieros en Spotyfi, los estudios de televisión. Es hoy el momento en que los medios deben pasar de los programas descriptivos (como los que posee este mismo blog para conocer las estadísticas de las notas) a los algoritmos predictivos e ituitivos que ayuden a bosquejar el rostro del futuro inmediato. Una herramienta, la principal de todas, para ganar mercado.

Levantan el bloqueo en Loma La Lata

La actividad comenzaba a normalizarse ayer por la tarde en Loma de Lata (Neuquén). La familia mapuche Paymenil permitió primero el ingreso de 34 operarios a la planta y luego finalmente terminó levantando el bloqueo que realizaba desde el martes. Se esperaba que la actividad fuera retomada en las próximas 24 a 48 horas. Sin embargo, YPF advirtió que, producto del cierre temporal de este yacimiento y de Loma Campana (Vaca Muerta), ya perdió 160 millones de pesos.

 Los mapuches levantan el bloqueo en Neuquén a YPF (Clarín)

Paciencia para llegar al autoabastecimiento energético

Lo inesperado apagó el cielo de Vaca Muerta. Con el barril a US$$ 100 todo parecía posible. Todo tenía sentido incluso en una industria que requiere de enormes y constantes flujos de dinero. Pero ocurrió lo que no estaba en el guión. El barril comenzó a caer a precios históricos frente a un escenario en el que los países productores inundaron el mercado de crudo y las economías industrializadas que fuerzan el mundo disminuyeron de modo notorio la proyección de su crecimiento anual. Mermó la intensidad de China y Rusia. Pero Arabia Saudí, por el contrario, aceleró su producción. La abundancia trajo consigo la baja del valor internacional. Esa es la historia, más o menos. Y nada hace pensar que el panorama se revertirá en los meses próximos. Ni siquiera durante el 2016. Según "The New York Times", Arabia Saudita necesita un mínimo de 8 millones de barriles de crudo por día para alimentar al sector industrial del gas que extrae en consecuencia. Su economía y su tasa de natalidad crece y eso no es gratis hablando en materia de combustibles. Visto así el mundo seguirá produciendo niveles increíbles de crudo cada día. Hay menos dinero disponible en el mercado. Los jugadores que deberían llegar a la Patagonia se hacen esperar. Tiene lógica. El negocio ya no es inmediato. Tampoco es seguro. No lo es un país que se encuentra en plena transición política y tiende a cambiar de opinión respecto a sus yacimientos cada cierto tiempo. Pasando de todo eso, YPF, la empresa nacional debe empujar el carro con lo que tiene. Con ella está Chevron, por supuesto, pero los 40 mil barriles diarios que se extraen de los 300 pozos en producción hasta ahora -a un costo de unos USS$ 3000 millones en dos años de trabajos- están muy lejos de cubrir la brecha que conserva el país entre lo que produce y sus necesidades reales. La Argentina, según estadísticas oficiales e independientes, consume unos 700 mil barriles de petróleo pero produce poco más de 500 mil. En cuanto al gas, el año pasado importó alrededor de 75 mil barriles equivales. Lo que hace un total de casi 300 mil barriles equivalentes por debajo de las necesidades cotidianas. 200 mil de ellos se traducen en importación de naftas, me ha dicho uno de los mayores especialistas del rubro hace unos días. El resto en gas. De modo que, subrayo, al país le quedan por delante unos 250 a 300 mil barriles equivalentes por cubrir. Es mucho. Pensemos que con todo el esfuerzo que ha hecho la sociedad YPF/Chevron en Vaca Muerta en los últimos 2 años se alcanzaron los 40 mil barriles/día. El panorama no es optimista. Los caminos a seguir tampoco. Para una cultura que no hace de la paciencia un valor, lo que queda por delante es justamente armarse de paciencia, negociar inversiones y producir con lo que hay en el bolsillo. Que no es demasiado.