martes, 11 de julio de 2017

Violencia y locura en Puerto Natales III: testimonios, lo que ocurrió, lo que se sospecha y más implicados


Estas no son preguntas al azar. Se trata de hipótesis puestas sobre el tablero de los hechos.
¿Qué ocurrió la madrugada del sábado 8 de julio en Puerto Natales? Muchos de aquellos que no dejan de preguntar “por qué”, como si en el “por qué” hubiera alguna explicación razonable ante tanta violencia, puede que encuentren en estas líneas una especie de alivio. Un calmante para su morbo.
El sábado 8 de julio, Gonzalo Muñoz (21), Víctor Hernández (31) y Sady Galindo Soto (33) y Héctor Almonacid salieron alrededor de las 5 AM del bar Slowly. Salvo Muñoz, todos habían bebido. Abandonaron el lugar del modo en que este mismo cronista lo ha hecho en numerosas oportunidades. No amerita ningún otro comentario.
Según testigos presenciales que ya ofrecieron su versión en la Policía de Investigaciones y que charlaron con este periodista, los cuatro anduvieron unos 200 metros y, sobre calle Bulnes, Hernández se dirigió hacia una pareja que estaba junto a un vehículo estacionado.
Eran el ahora ex carabinero Miguel Delgado Velásquez y del ex guardia seguridad, Sebastián Cáseres. Este último brindó su testimonio ayer en la PDI y quedó en libertad por unas horas. Hoy por la mañana fue detenido después de que dos grupos de testigos lo ubicaran en el lugar en que se produjeron las dos peleas.
Una persona de la que no daré datos, amenazó a quien escribe estas líneas, hace unas horas con demandar por haber mencionado el nombre de su pareja -Cáseres- en el anterior artículo en esta cuenta. Le fue explicado que estamos abiertos a una entrevista y que su situación es muy comprometida
Después de una discusión comenzaron los golpes. Lo insólito es la furia y la intensidad del ataque. Usaron palos y una botella con la que le dieron en la cabeza a Galindo Soto. Además le fracturaron la mandíbula. Fuentes me indican que hoy fue operado. Hernández y Almonacid recibieron su parte.
Muñoz se salvó momentáneamente.
¿Qué le preguntó a las 5 AM Hernández a Cáseres y Delgado Velásquez? ¿Le habrá consultado sobre el clima? ¿Fue una pregunta acerca del sentido de la vida? ¿Su signo zodiacal? Por supuesto, estas preguntas suenan ridículas pero tienen un propósito: es claro que estas no fueron las dudas que le llevó Hernández al ex carabinero. Los testigos con los que charlamos se hacen los mismos cuestionamientos. Los encargados de la investigación también deberán hacérselas y si no actuaron todavía, tendrían que haber allanado las casas de los tres detenido en la búsqueda de elementos ilegales. La lógica de los acontecimientos es palmaria. La pregunta en cuestión no justifica la violencia y de ningún modo inculpa a Hernández de nada.
Una persona que ha bebido se dirige a otra a quien conoce y que está a las 5 AM (no 5 de la tarde) acomodada tranquilamente en su vehículo. ¿Haciendo qué? ¿Esperando a que alguien le pregunte por su signo o por la temperatura ambiente?. No.
La pelea esquilmó a los cuatro agredidos. No se lo esperaban. No se lo vieron venir y esto también queda establecido en el testimonial de quienes lo observaron todo aquella noche. La agresión fue unidireccional. Le decimos pelea cuando en verdad fue un ataque.
Cáseres y Delgado Velásquez comenzaron a mandar mensajes de texto. En ellos, según pudieron observar los testigos, llamaban a otras personas para que se sumaran a la paliza: ya mismo, en ese momento. ¿A quién podían llamar un guardia de seguridad y un carabinero? ¿A su tía? ¿A un abuelo en silla de ruedas? Nuevamente usamos imágenes falaces para reflejar lo imposible. Un carabinero y un guardia de seguridad, personas entrenadas para la acción física y con armas, solo pueden haber llamado a otros como ellos: más carabineros, más agentes de seguridad. Muy probable. ¿Han sido localizados ya?
Testigos posteriores hablan de la intervención de dos automóviles. Dos personas en uno y entre dos y cuatro en el otro. Seis contra tres personas heridas de gravedad.
Después del primer ataque Muñoz, Hernández y Galindo Soto caminaron desde Bulnes con Magallanes hacia la calle Eberhard. Metros. Iban heridos. Golpeados. Sangraban. Almonacid fue llevado por otra persona hacia la costanera y salvó su vida. Por los impactos perdió dos dientes.
Esta vez dos automóviles los encerraron y la andanada fue dramática. Del segundo grupo participó el ex carabinero Pedro Loncuante. Insistimos: ¿Había otros de la fuerza como él?
Fuentes vecinales me indican que la formación que reciben los carabineros, el espíritu de cuerpo que los acompaña se condice con el uso de la fuerza. Con la violencia. ¿Es cierto que los preparan para atacar en lugar de defender y servir como reza su escudo?
El proceso judicial debe incluir el agravamiento de los hechos por tratarse de personas preparadas para utilizar la violencia.

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