Siempre vivimos lejos. El pueblo estaba a dos horas de colectivo, a 7 horas a caballo, a no sé cuantos días a pie. Nuestro rancho, un rejunte de chapas ubicado a miles de kilómetros de ninguna parte. No cultivábamos nada. Eramos como los antiguos habitantes, cazadores, felinos hambrientos. Andábamos a caballo. Armados. Rifle. Cuchillo. No teniamos leyes. Al fondo, como pintadas por una mano mágica, las montañas. Grises, azules, nevadas, verdes. Existir era una cuestión de suerte y perseverancia. Había un gaucho al que le decían cinco vueltas porque podía dar cinco vueltas orinando parado completamente borracho arriba de su caballo. Escuchábamos la radio Nacional de argentina. Eramos unos fronteras. El resto del mundo tenía la forma de la distancia. Nos curtimos en el frío bajo cero. En el aroma a tierra mojada, a ovejas y sudor caballuno. Ser no era un lecho de rosas. Ser era andar el sur. Cruzar la tierra salvaje masticando una hebra de pasto.
jueves, 27 de agosto de 2015
martes, 25 de agosto de 2015
Brasil impone condiciones a la fruta Argentina
Brasil anunció que habrá estrictos requisitos para las nuevas partidas de fruta que lleguen desde la Argentina. Según funcionarios del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) el país vecino indicó que habrá más puntos de control de plagas y sanciones a productores, exportadores y empacadores cuando se detecten según calculan los chacareros, se necesitan $ 400 millones para efectuar las operaciones de control de plagas. El sector todavía no terminó de recibir un subsidio de $ 300 millones prometido por el Gobierno, del que solo llegaron $ 110 millones.
Brasil pone controles y traba las compras de fruta argentina
sábado, 22 de agosto de 2015
Chevron ajusta los números
Barda de los vampiros, donde Chevron explora no convencionales
En la era del crudo a bajo precio, Chevron comienza a hacer ajustes en sus yacimientos en la Patagonia. La petrolera norteamericana, que viene reduciendo desde hace meses el plantel de empleados de más alto rango en su yacimiento neuquino de El Trapial, suspendió a 50 jerárquicos esta semana. Deberán esperar en sus casas hasta nuevo aviso, cobrando entre el 60 y 70% del salario. Por otro lado, la compañía puso en venta sus yacimientos en Río Negro, que dejaron de producir según los estándares de volumen que maneja esta empresa, que está asociada a YPF en Loma Campana (Vaca Muerta).
Chevron empezó con ajustes en sus yacimientos patagónicos (Clarín)
miércoles, 19 de agosto de 2015
Esperando al cabo Savino
El cabo Savino de Carlos “Chingolo” Casalla, es considerada una historieta récord en el universo de los cómics. Su argumento lleva décadas de progresión en los más diversos medios nacionales. El último de ellos el “Río Negro” donde largó en los 90. Pero el cabo dejó de aparecer en este medio hace unos meses. Es una incógnita si volverá a encontrar un nuevo espacio dónde serán relatadas sus historias campestres no exentas de acción al estilo del Lejano Oeste. En el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, muchas personas lo seguían a diario. Se preocupaban por su estado de salud. Por sus amores. Por sus próximos destinos. Hoy Chingolo está trabajando en una versión historieta del Martín Fierro. También le dedica tiempo a su obra pictórica, al teatro, a la producción de documentales y sigue al frente de su grupo de jazz. Todo esto a los casi 80 años. “No pasa el tiempo para vos, no te deterioras, no sufres las consecuencias de los años”, le digo con más o menos sana envidia. Porque está igual que cuando lo conocí hace unos 20 años. En una noche compartida por gente, en verdad, especial, Chingolo recuerda de cuando tocaba en un café de Buenos Aires y llegaban el Mono Gatica y Astor Piazzolla a hacer su juego. Uno molestaba a los clientes, el otro le seguía el rastro a una señora comprometida. Un rato antes me ha contado que Mirtha Legrand y él eran parte de un banda que chicos que jugaba allá por San Isidro. A la pequeña señora le gustaba el juego de ser perseguida y jamás alcanzada por el Chingolo. Niños. ¿Y dónde está el cabo?, le pregunto un poco tenso por la suerte de este personaje que indefectiblemente me hace pensar en mi abuelo, espíritu libre y salvaje. “Y anda mal, anda mal porque no terminó”, me explica. Chingolo quería darle un cierre al capítulo de la serie que seguirá y seguirá porque Casalla no ha dejado ni dejará de trabajar en su criatura más famosa. Escucho a Chingolo como a la voz imperdible que es. La voz del tiempo, del talento, de la exquisita sabiduría de los que entienden cómo existir. Relata y hace percusión con una cuchara. Canta, recita, invoca. Se ríe a carcajadas como mi versión teatral de un poema de Nicanor Parra. Bebe del malbec que Carlota Von Gebhardt, su esposa, escritora y conductora de televisión ella misma, ha traído a la mesa. Roble. Delicado. Preciso. Se levanta y pone un hermoso disco de su sobrino Javier Casalla. Viajamos en la máquina de Dios 70 años atrás. Pasan las horas entre amigos, está Carlota, el Chino Leiva, brillante fotógrafo, y Luis Bravo, entrañable personaje que creó “El Clandestino”, un mítico bar de Bariloche. Me cuenta que tiene más de 6 mil vinilos y me hace escuchar, después de Casalla, a Ray Charles. Acá estamos cabo Savino, esperando por ti alrededor de la mesa.
La increíble historia de Carlos Casalla, el historietista que es récord mundial
Cabo Savino, la guerra al malón
viernes, 14 de agosto de 2015
Porqué amo la Coca Cola
Era
el tiempo remoto de la infancia. Una vez a las tantas mi madre me
daba la plata para comprar una Coca Cola. Corría al almacén de la
esquina y volvía con mi tesoro. Negra, de vidrio. Siempre
significaba algo. Marcaba la diferencia en el núcleo de una familia
humilde que no tenía ningún privilegio. Sólo teníamos deudas y
mucho trabajo mal pagado. La alacena permanecía vacía a excepción
de las lentejas. La heladera era un mueble exótico donde sólo
podías encontrar un pancito de manteca. Pero la Coca Cola era como
una aparición. Una buena noticia que podíamos darnos a nosotros
mismos. Mi madre, Bernardita, sabía que yo la amaba. La servía con
hielo en un vaso largo y me dejaba llevar por el sabor a cacao,
azúcar y concentrado de burbujas picantes. Sigo tomando mi gaseosa
preferida pero algo se ha perdido en el camino. Ya no soy un joven
sino un adulto que sólo tiene la madurez por delante. Escucho, leo,
me aseguran, que hace mal. Hay quien dice que hace pésimo. Engorda,
me explican. Aunque yo opino que me engorda la vida, no la gaseosa.
Está bien, engordo con mi Coca Cola y mis helados. Con mis galletas
y mis alfajores nocturnos. Moriré un día pero será marcado por el
sabor. No puedo tomar agua mineral como si fuera un deleite porque no
lo es en lo absoluto. El agua no es salud envasada. Es sólo agua que
mi cuerpo no me pide. Me pide, Coca Cola. La Coca Cola que, para mí,
sí es sonrisa y, tal como cuando no teníamos para comer, sigo
creyendo que todo irá mejor si la tomo con hielo. Tal vez me he
transformado en pecador sin saberlo por sentir afecto por un
producto. También apoyo a la industria del gas y del petróleo
porque sé lo que significa y porque nací junto a pozos de gas en el
sur del mundo. Cuando chico, un amigo de mi tía que trabajaba en una
empresa, liberaba el excedente y lo incendiaba desatando el infierno.
Yo atesoro en mi mente hermosas postales del fuego como marejadas
estallando frente a mis ojos. Volviendo a la Coca Cola. Quizás ya
sea demasiado tarde para comprender que tomar agua, rechazar a la
industria petrolera y dejar de comer helado, pueden convertir mi vida
en un espacio mejor. Soy muy viejo para dejar los hábitos que tal
vez un día acaben conmigo. Al menos conservo uno, trotar y caminar
varios kilómetros por día. Hacer pesas hasta que me duele todo.
Llorar un poquito cuando cada día y noche me ducho con agua bien
fría en Patagonia. Al terminar con mi rutina, con las endorfinas
todavía a tope en el cerebro, abro mi botella y la derramo en un
vaso con dos o tres hielos. Bebo. Vuelvo a lo mejor de mi infancia.
miércoles, 12 de agosto de 2015
400 millones de kilos de fruta quedarán sin cosechar
Los números de la fruta en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén son altos pero negativos. Hace unos días, la Federación de Productores informó que se dejarían de cosechar 200 millones de kilos manzanas. La devaluación del real y el lento proceso de comercialización con Brasil, ha provocado que otros 200 millones de kilos de peras queden también colgando de los árboles. En total se malograrán 400 millones de kilos de fruta. (La nota completa en Clarín)
Quedan unos 400 millones de kilos de peras y manzanas sin cosechar
martes, 11 de agosto de 2015
El dinero sí hace a la felicidad
El dinero sí hace
la felicidad. Y no tenerlo tiene algo de resfrío crónico. De
enfermedad mal curada. El problema de esta felicidad presupuestada es
que no todos nacen con el talento para cosechar dólares. Es decir,
curarse en soledad o compañía de la falta de guita. La mayoría de
nosotros, de hecho, está demasiado ocupada en alguna otra cosa como
para, además, preocuparse de ganar plata. El camino de la vida está
repleto de carteles que advierten que debemos guardar para cuando
seamos unos viejitos desdentados. Pero nadie hace mucho caso a la
tercera edad cuando imaginamos que perduraremos en la segunda. Ganar
dinero no debería ser una obligación. Aprender a vivir, sí. Pero
es al revés, vivir está por debajo. Suponemos que quien permance
sentado en la vereda vive menos que aquel que se traslada hasta Japón
para conocer una cultura distinta. Y...tienen razón. Durante años
hemos pensando que obtener dinero de nuestras acciones no tiene nada
que ver con las circunstancias del mercado, ni con la suerte sino con
ciertos méritos que se nos escapan. La verdad es que quien carece de
capacidad para ganarse el sustento pagará por sus pecados. Pero
quién no tiene capacidad pero algo de suerte y cabeza (aquel que
hereda tres propiedades de una abuela solitaria) sobrevivirá con la
mirada alegre. La mayoría de las veces que logramos algo en esta
vida es por puro accidente. Nos esforzamos, claro. Le ponemos garra,
cierto. Pero nada ocurre. Hasta que un día, los hechos se combinan.
Nos ganamos el mango. Lo pueden decir los vendedores de bonos en
Nueva York que en los 70 usaban trajes gastados y en la siguiente
década transmutaron en millonarios. El dinero sí hace la felicidad
es una afirmación tan auténtica y filosa como admitir que un día
todos moriremos. Que seremos olvidados. O aprendemos o nos quejamos.
lunes, 10 de agosto de 2015
Los candidatos no hablan de libros (bah, de nada, en realidad)
No se les escucha hablar de nada en particular. Dentro de unos meses van a gobernar un país y no hacen mención a ningún Plan de Gobierno específico. Recuerdan, los presidenciables, vagamente a los vendedores de pócimas que recorrían la Patagonia y el Oeste Americano hace unos cuantos años atrás. En su carretas, en los baúles de sus coches Fort llevaban envueltos botellas, conteniendo un líquido viscoso. El milagro habitaba en su interior. Pero para vender un remedio que lo curaba todo porque no curaba nada, los comerciantes, más bien bufones de la carretera, hablaban en términos muy generales de las propiedades del elixir. Curaba dolores, bajaba presiones, subía órganos, ensanchaba visiones, te volvía más inteligente, menos calvo, más vigoroso, menos nervioso, más atractivo, menos feucho. Pero el ingrediente era secreto. Como es un secreto lo que quieren hacer con el país Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa.
Todos dicen lo mismo porque ninguno dice demasiado. Todos bajarán la inflación. Todos mantendrán los planes sociales. Todos devolverán la confianza. Todos tendrán un frente amplio. Todos, atención, durante su mandato sostendrán la ley de gravedad y la rotación de la Tierra.
Sólo Scioli cometió la osadía de firmar acuerdos programáticos con algunos gobernadores. Aunque nunca ha quedado claro cómo conseguirá convertir en realidad los sueños de las provincias. Los candidatos no mencionan, jamás, planes de Estado durante su ¿campaña?. Como si les fuera mucho más conveniente que “la campaña” no comience jamás. Hasta ahora somos testigos de spots publicitarios que reproducen spots publicitarios en los actos públicos. Son enamorados cursis que dicen lo que la chica quiere oir.
Todos lucharán a brazo partido por la seguridad. Contra la envidia y el mal de ojo.
La realidad, por fuera de las frases de agencia, es que la Argentina necesita 25.000 a 30.000 millones de dólares para lograr el autoabastecimiento y abandonar una sangría anual de 15.000 millones de dólares en importación de energía que la está asfixiando. Este es un problema urgente. Es ya. Es hoy. Es ahora. Necesita inversiones estructurales en caminos, puentes, centros de investigación, redes de gas, cloacales y agua potable que sólo se pueden concretar mediante creditos otorgados por la banca internacional. Una banca que no mira al sur. No, no quiere mirar hasta acá. No quiere, no. No insistan. No. Sólo Neuquén tenía en 2013 un plan de obra pública de 1000 millones de pesos que iba a entregar Nación en el marco del acuerdo YPF/Chevron por Vaca Muerta. Todavía están esperando el envío. La pequeña Añelo -capital del Shale, el Tight y del boom del oil- aguarda como una Penélope otro plan de alrededor de 400 millones de pesos.
Mientras tanto no tiene escuelas, jardines, asfalto, cloacas ni comisaría. Les sobran las prostitutas. No, tampoco les sobran. Manden no más.
Los fruteros de Río Negro esperan, por su lado, el subsidio prometido por el ministerio de agricultura este verano de apenas 300 millones de pesos. Nada mal para una industria cuya deuda total debe andar por los 3000 millones de pesos. Es una ironía. Obvio. Pero los candidatos hablan y hablan y hablan. De unidad, de diálogo, de cambio, de continuidad del diálogo del cambio de la unidad. Pero no mencionan obras, ni planes de desarrollo, ni explican cómo es que se mantendrán los planes sociales si no se inyecta más dinero al sistema. Es que si lo hicieran -quiźas, tal vez, hum no sé - tendrían que revelar de dónde van a sacar la plata. Quién se las van a prestar. A cuánto tiempo. A qué tasa. Cuándo. Hay otra cuestión que brilla por su ausencia a las espaldas de los candidatos.
No hay libros. No hay libros, loco. Man. Chabón. No-Hay-brolis. En sus oficinas, en sus lugares de trabajo, en sus refugios personales. No hay libros, no hay texto, no hay contenido. Son personas incultas por naturaleza. Por convicción.
Son escasamente eruditos. Mencionar el libro sería establecer una distancia entre su persona y el electorado que, supondrán los que entienden de marketing electoral, no leen tampoco. Ningún presidenciable ha mencionado los beneficios del estudio de la literatura, la filosofía, la economía, la sociología. Ninguno hizo alusión a uno de los más importantes y recientes libros de economía salido en los últimos 20 años: “El capital en el siglo XXI”, del francés Tomás Piketty. Digo, ¿por qué no? ¿por qué no mencionar un libro que te va a volar la cabeza, chaval? Después de todo Piketty viene de un país que invierte 116,000 millones de euros en educación. Algo podría enseñarnos.
Todos dicen lo mismo porque ninguno dice demasiado. Todos bajarán la inflación. Todos mantendrán los planes sociales. Todos devolverán la confianza. Todos tendrán un frente amplio. Todos, atención, durante su mandato sostendrán la ley de gravedad y la rotación de la Tierra.
Sólo Scioli cometió la osadía de firmar acuerdos programáticos con algunos gobernadores. Aunque nunca ha quedado claro cómo conseguirá convertir en realidad los sueños de las provincias. Los candidatos no mencionan, jamás, planes de Estado durante su ¿campaña?. Como si les fuera mucho más conveniente que “la campaña” no comience jamás. Hasta ahora somos testigos de spots publicitarios que reproducen spots publicitarios en los actos públicos. Son enamorados cursis que dicen lo que la chica quiere oir.
Todos lucharán a brazo partido por la seguridad. Contra la envidia y el mal de ojo.
La realidad, por fuera de las frases de agencia, es que la Argentina necesita 25.000 a 30.000 millones de dólares para lograr el autoabastecimiento y abandonar una sangría anual de 15.000 millones de dólares en importación de energía que la está asfixiando. Este es un problema urgente. Es ya. Es hoy. Es ahora. Necesita inversiones estructurales en caminos, puentes, centros de investigación, redes de gas, cloacales y agua potable que sólo se pueden concretar mediante creditos otorgados por la banca internacional. Una banca que no mira al sur. No, no quiere mirar hasta acá. No quiere, no. No insistan. No. Sólo Neuquén tenía en 2013 un plan de obra pública de 1000 millones de pesos que iba a entregar Nación en el marco del acuerdo YPF/Chevron por Vaca Muerta. Todavía están esperando el envío. La pequeña Añelo -capital del Shale, el Tight y del boom del oil- aguarda como una Penélope otro plan de alrededor de 400 millones de pesos.
Mientras tanto no tiene escuelas, jardines, asfalto, cloacas ni comisaría. Les sobran las prostitutas. No, tampoco les sobran. Manden no más.
Los fruteros de Río Negro esperan, por su lado, el subsidio prometido por el ministerio de agricultura este verano de apenas 300 millones de pesos. Nada mal para una industria cuya deuda total debe andar por los 3000 millones de pesos. Es una ironía. Obvio. Pero los candidatos hablan y hablan y hablan. De unidad, de diálogo, de cambio, de continuidad del diálogo del cambio de la unidad. Pero no mencionan obras, ni planes de desarrollo, ni explican cómo es que se mantendrán los planes sociales si no se inyecta más dinero al sistema. Es que si lo hicieran -quiźas, tal vez, hum no sé - tendrían que revelar de dónde van a sacar la plata. Quién se las van a prestar. A cuánto tiempo. A qué tasa. Cuándo. Hay otra cuestión que brilla por su ausencia a las espaldas de los candidatos.
No hay libros. No hay libros, loco. Man. Chabón. No-Hay-brolis. En sus oficinas, en sus lugares de trabajo, en sus refugios personales. No hay libros, no hay texto, no hay contenido. Son personas incultas por naturaleza. Por convicción.
Son escasamente eruditos. Mencionar el libro sería establecer una distancia entre su persona y el electorado que, supondrán los que entienden de marketing electoral, no leen tampoco. Ningún presidenciable ha mencionado los beneficios del estudio de la literatura, la filosofía, la economía, la sociología. Ninguno hizo alusión a uno de los más importantes y recientes libros de economía salido en los últimos 20 años: “El capital en el siglo XXI”, del francés Tomás Piketty. Digo, ¿por qué no? ¿por qué no mencionar un libro que te va a volar la cabeza, chaval? Después de todo Piketty viene de un país que invierte 116,000 millones de euros en educación. Algo podría enseñarnos.
martes, 4 de agosto de 2015
Toda la verdad y nada más que la verdad acerca de Chile
Costanera de Puerto Natales, fue rediseñada a un costo de casi 2 millones de dólares en 2014.
Mi pequeño pueblo
natal, Puerto Natales (Chile), fue durante el gobierno militar de
Augusto Pinochet una zona de exilio. Una de aquellas áreas
marginales donde enviaban a los opositores que preferían mantener
lejos de su vista, antes que aleccionarlos a los palos o matarlos.
Hay quien niega este hecho pero, como yo en los 70 tenía edad para
entender, lo recuerdo bien. Durante años el humilde empresariado
local y los incipientes políticos provinciales, se quejaban de su
mala suerte. De todos los lugares en el planeta que existían, ellos
habían debido nacer en el culo del mundo. Mirá que estando
Santiago, Buenos Aires, Nueva York, por dios. Justo aparecer en un
villorrio ubicado a 80 kilómetros de un Parque Nacional que no
visitaba nadie llamado Torres del Paine (en 1986 a Paine llegaban 5
mil turistas y los refugios estaban abandonados). De locos. Los tipos
se rebanaban los sesos preguntándose qué producir donde el diablo
había perdido el poncho. El desempleo estaba a la orden del día.
Miles de personas (el pueblo nunca pasó de los 18 mil habitantes e
incluso hoy que es bastante famoso) vivían de los planes PIN, PAN,
PUM o cosas por el estilo de sonido ridículo, en los que a la gente
se les pagaba por sostener una pala (el dicho de la época era: uno
hace el hoyo, 5 miran). La democracia trajo algo que los natalinos
desconocían: el progreso económico. A 27 años de su llegada,
Puerto Natales pasó de ser un pueblo dónde todos eran pobres -hasta
el alcalde y el gobernador que vivían en minúsculas casitas de
población- a reducir la pobreza a cero. Hace unos meses llevé de
paseo en bicicleta a un joven francés -músico y de familia muy
adinerada, velero incluido- y se mostró sorprendido de la cantidad
obras públicas que se ejecutan en la localidad. Hoy Puerto Natales
vive de la ganadería, el campo, la pesca, la pequeña industria, el
comercio minorista y el turismo. Con los años Torres del Paine -el
paraíso del trekking- trajo como efecto secundario la inmigración
de algunas decenas de europeos que ha decidido hacer del sur su
segunda patria. Una suerte de ciclo que vuelve sobre sus pasos. A
principios del Siglo XX la zona fue colonizada por Europeos, algunos
de ellos anarquistas, que alentaron un cambio en las condiciones
laborales de los peones. Los nuevos inmigrantes se dedican al
comercio y gozan de una seguridad ciudadaba caracterizada por el
silencio. Es mucho más sencillo administrar un país o una comunidad
pequeña que una grande. Pero las inversiones no han dejado de llegar
a Natales como si se tratara de una ciudad de alta densidad
poblacional. Entre los poyectos que ya se encuentran en ejecución
figuran: la nueva prolongación de la pista del aeropuerto por 4millones de dólares, el arreglo de unas veredas y una nueva plaza
por 1,5 millones de dólares y un hospital nuevo por 50 millones dedólares. En la Argentina gastarse 1,5 millones de dólares en una
plaza de pueblo podría matar de un infarto a un intendente. No es
una zona donde abunde la mano de obra especializada. De manera que
conseguir trabajadores responsables y formados es complejo y arduo.
Las pescaderías de la zona, por ejemplo, traen personal entrenado
desde Puerto Montt para procesar el pescado y pagan salarios que
oscilan entre los 1000 y los 1500 dólares por 12 horas de trabajo.
Los operarios viven en pensiones y ahorran hasta el último centavo.
Puerto Natales padece un par de fenómenos extraños: hay sobre
empleo y baja natalidad. Irónicamente muy pocos nacen en “Natales”
porque los padres evitar tener hijos y porque el hospital local no
recibe partos y los envía a Punta Arenas. En la capital del
petróleo, aun más curiosamente, hay un hospital 5 estrellas pero
recién desde hace unos meses se realizan intervenciones
cardiovasculares. Recuerdo que en Cipolletti y Neuquén estas
operaciones son cosa rutinaria y hasta se llevan a cabo trasplantes.
Tampoco abundan los médicos en la región de Magallanes. Lo que si
hay en gran número son prostitutas de América Central: unos 35 me
comentó una madama del pueblo. En Chile la prostitución se
encuentra regulada. Las mujeres, los locales y “los tragos”
mueven en la XII Región un negocio que ronda los 3 a 4 millones de
dólares al año.
El gobierno de
Michelle Bachellet ha sostenido la mirada sobre la puerta de entrada
al Parque Nacional Torres del Paine que recibe a unos 100 mil
turistas por año. Entre ellos a Cameron Díaz, Leo DiCaprio, Tom
Selleck, Clint Eastwood y otros. El parque cobra una entrada de casi
30 dólares por persona y el 90% de los que entran a este paraíso
rodeado de montañas y en el que hay pumas del tamaño de un león,
son europeos y norteamericanos. Pero este dinero no se derrama sobre
la zona. Puerto Natales vive indirectamente del parque. Hay decenas
de agencias, hoteles, hostales y casas de hospedaje. Mientras tanto,
Chile atraviesa, escucho, por una crisis, pero suelo pasar varios
meses allí y no la observo como tal. En la actualidad el país tiene
2,1 millones de pobres sobre una población de unos 17 millones de
habitantes. Pero diría que estos millones de pobres obedecen a
carencias estructurales: Valparaíso, Santiago. Las llamadas
poblaciones callampa que aun son una deuda que la dictadura jamás
pagará. La tasa de desempleo ronda el 6,6%. El ingreso mínimo es de
unos 350 dólares por 7 horas de trabajo. Pero, en general, los
sueldos más bajos rondan los 400 a 500 dólares. Hace menos de un
año una editora de un diario regional me ofreció 1200 dólares por
ingresar a su empresa para hacer notas de economía. Me dijo que
necesita unos 8 periodistas. Me pareció poca plata pero no deja de
ser “rara” la abundancia de laburo. Lo digo porque he trabajado
en muchos “sures”. A Bachelet se la acusa de generar demasiado
empleo público para los estándares chilenos. “Es la reina de la
comisión de la comisión de la comisión”, bromea un amigo chileno
periodista y escritor. Es así. Recuerdo haber asistido a una reunión
donde se explicaban los subsidios a las micro empresa en la que los
funcionarios daban paso a una organización, también estatal, que se
ocupaba del proceso de información, que daba paso a una empresa que
realizaba la recepción y la selección de los proyectos, que daba
paso a la empresa que entregaba el dinero en nombre del Estado. Tal
cual. Un amigo, especialista en seguridad (en Chile es una profesión
con salida laboral segura por la abundancia de obra publica) me
indicaba que desde las proveedoras del Estado, ubicadas en el
“norte”, les llegaban permanentemente carteles de tránsito
nuevos a la empresa de caminos en la que él trabajaba para
reemplazar a los viejos. “Pero los viejos están impecables y los
vuelven a hacer y los volvemos a sacar y a reemplazar”, me contaba.
Para él representaba un despilfarro pero en realidad es la forma que
tiene el Estado de sostener la industria y el empleo. Los problemas
de Chile no son estrictamente económicos sino culturales. Al país
le hace falta inversión en ciencia, creatividad, arte. Me enteré
que Wenceslao Cásares está en Pirque, muy cerca de Santiago (Cheto
place), liderando un proyecto para captar cerebros interesantes en el
país. El año pasado asistí a un encuentro de Físicos en el
Instituto Balseiro en Bariloche (que dicho sea de paso cumplió 60
años). Uno de los científicos oradores señalaba a Chile como un
ejemplo de lo que “no se debe” hacer cuando un país tiene
dinero. “No invierten en ciencia, no podemos permitirnos eso acá,
¿que plata del cobre va a ciencia? Muy poca”, le escuché decir a
este hombre muy respetado en la escena científica nacional e
internacional. La Argentina está apostando y, quien dice, podría
dar un batacazo. Es cuestión de insistir, invertir y esperar la
suerte. Es otra máxima de la investigación científica:
dinero+esfuerzo+mentes+suerte. Mucha suerte, Por ahora, Chile padece,
creo de fiaca intelectual aunque el país ha mejorado hasta un punto
dificil de creer sobre todo para quienes vivimos en la zona gris del
pinochetismo. Nada. Silencio. Marchas militares. El presupuestochileno en Educación ronda los 12.000 millones de dólares y el de Salud los 11.000 millones de dólares. Y son logros de un gobierno de derecha como el de Sebastián Piñera. Casi las mismas cifras que enla Argentina. Aunque Chile tiene tres veces menos población.
El paraíso perdido del Alto Valle de Río Negro y Neuquén
La industria de la fruta pasa por una de sus peores crisis en su historia. Ascenso y caída de un negocio y de una forma de entender el mundo. Estuve charlando con los productores, en sus reuniones y en sus piquetes. Caminando por rutas cortadas y por chacras donde nadie levanta la pera y la manzana porque sale más caro que dejarla allí envejeciendo que cosecharla. De todos modos no hay compradores. Las pérdidas este año se estiman en unos 100 millones de dólares. Una cronica para Clarín.
Peras y manzanas: las frutas expulsadas del Paraíso a la tristeza
Crónicas del nuevo milenio: el Alto Valle de Río Negro, en decadencia.Vaca Muerta, de Suma Bobo a Mercado
La prestigiosa revista de negocios "Mercado" se hizo eco del artículo publicado por Suma Bobo, dedicado a Vaca Muerta. Una alegría y un honor. Y dice así:
Vaca Muerta, un grito de revancha desde la Patagonia
Claudio Andrade, escritor y periodista, corresponsal de Clarín en Alto Valle y Bariloche, publicó el domingo en su blog "Suma Bobo" un artículo que enfoca, como nunca antes, el fenómeno Vaca Muerta. Su significado intrínseco para la Patagonia, el país y el mundo.
Vaca Muerta, un grito de revancha desde la Patagonia
Claudio Andrade, escritor y periodista, corresponsal de Clarín en Alto Valle y Bariloche, publicó el domingo en su blog "Suma Bobo" un artículo que enfoca, como nunca antes, el fenómeno Vaca Muerta. Su significado intrínseco para la Patagonia, el país y el mundo.
domingo, 2 de agosto de 2015
Vaca Muerta, lo que hizo con nuestras vidas en Patagonia
Advertencia preliminar: para cuando hayas terminado de leer este artículo de Vaca Muerta ya se habrán extraído 277 barriles de crudo. Al finalizar este día la cifra alcanzará los 40.000 barriles.
Patagonia es una tierra fértil para hacer crecer las quimeras. Los hombres más diversos han intentando levantar aquí, en la geografía olvidada de dios, las bases de su imperio. La mayoría han muerto impiadosamente en su esfuerzo. Dejados por barcos piratas en islas sin tiempo. Heridos por flechas o por tormentas o rayos inclementes. Muy pocos triunfaron. De ellos fue la autoría de la historia. A veces desconocemos sus nombres pero sabemos sus apellidos. Braun, Menéndez, Benetton. El petróleo, como el oro, como el cuero de los lobos marinos, como la centolla del extremo más austral, como las algas que van a parar a la industria cosmética y es sacada de los canales magallánicos, viene prometiendo dádivas, fama y fortuna desde hace un siglo y medio.
Pero cuando las luces del teatro ya se apagaban,
cuando el gobierno central de la Argentina, ubicado en la desquiciada
Buenos Aires y conducido por Néstor Kirchner, había devuelto en
2007, por ley, a las provincias patagónicas la supremacía sobre una
tierra maldita y abandonada, que no había dado suficiente oro negro
como suponían los más optimistas del negocio, un estudio en 2011cambió las perspectivas de todo. Una investigación realizada por elDepartamento de Energía de los Estados Unidos reveló que en un yacimiento no convencional de nombre tétrico, Vaca Muerta, en eldesierto de Neuquén, se encontraba una de las cinco mayores reservasde gas y petróleo del planeta. El resto, como suele decirse en estos
casos, es historia. Con un barril a 100 dólares se firmó un acuerdo
internacional entre la renacionalizada YPF y la internacional Chevron
y las bocas políticas se llenaron de palabras suntuosas. La tierra
del demonio ahora había reencarnado en el paraíso del futuro. Las
tribus mapuches, siempre golpeadas por la modernidad y que no han
olvidado la sangrienta Campaña del Desierto en su contra, esta vez
lucharon a brazo partido, aunque mediante acciones legales, para que
se les reconociera su presencia en una zona que se transformaría en
lugar de paso de millones de equipos y camiones. Y “el permiso de
paso” cotiza bien y se paga en efectivo. Vaca muerta cambió el
imaginario argentino en un cerrar y abrir de ojos. Un país que
produce por día alrededor de 700 mil barribles de crudo pero que,
para hacer funcionar su economía, requiere de más de 2 millones. Un
país de billetera escuálida que en los últimos 10 años gastó en
importación de energía (sobre todo gas) alrededor de 15.000
millones de dólares. Un país que en dos momentos de su historia fue
capaz de autoabastecerse para luego ver como se deshacía frente a
sus ojos, una vez más, la posibilidad de cambiar su destino
sudamericano. Un país que produce el 10 % de los granos del mundo y
tiene 11 millones de personas que padecen hambre o carencias. Pero el barril
cayó como por un precipicio por múltiples factores (uno de ellos es
el propio desarrollo poblacional e industria de Arabia Saudita que
requiere un mínimo de 8 millones de barriles por día para mantener
su industria, según reveló hace unos días “The New York Times”)
y el negocio en el yacimiento no convencional, por estas horas, se
comenzó a inundar pero de dudas.
Afloramiento de shale, fisurado naturalmente
Perforar la roca dentro de la cualduerme el petróleo no convencional no es una tarea sencilla. Hubo untiempo en que hacer un pozo “shale” (roca) podía costar 40 millones de dólares. Y si alguna vez se realizó a estos costos, fue únicamente para probar que se podía hacer. Hoy un pozo de estas características cuesta en el país alrededor de 10 millones de dólares. Se especula con que en 2016 se podrá hacer por 7 millones de dólares. Para que Vaca Muerta comience a dar verdaderas señales productivas, YPF, asociada a Chevron, deberá perforar por lo menos 2000 pozos en esta primera etapa de tres años de trabajos que van del 2013 al 2016. El costo global es de unos 20.000 millones dólares en cuatro años. Para alcanzar el autoabasteciento, fuentes industriales aseguran que habría que cavar el doble. Otros 20.000 millones de dólares. “Necesitamos un plató, una base, es indispensable llegar a esos 2000, con eso daremos un paso importante”, me explica un gerente de la petrolera nacional. Pero las proyecciones se hicieron con un barril a 100 dólares y no a 58 dólares. La Argentina mantiene un precio interno por decreto de 77 dólares para quienes producen en el país. Pero aun así, aun así.... Se rumoréa que el CEO de YPF, Miguel Galuccio, le ha pedido a su gente que trabaje a todo vapor sin mirar la pantalla del computador que cada día resta esperanzas al proyecto a medida que cae el valor del crudo. Galluccio ha sido claro: a su equipo le ordenó celeridad y compromiso. La meta es la meta. Todavía faltan unos 500 pozos para llegar a la plataforma que podría aproximar al país al autoabastecimiento. Por encima de las complejas ecuaciones económicas que padece la Argentina, la fórmula es sencilla y un poco terrorífica. El país tiene unos 30.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central. Su gasto anual en energía oscila entre los 5000 y los 7000 millones de dólares. Esto no puede continuar, rugen los políticos oficialistas. De ahí la premura del gobierno de Cristina Fernández por disminuir las importanciones de gas y crudo. La Argentina inició en 2008 un peligroso sistema de dependencia estatal con el gas importado a Africa y Bolivia. La paradoja reina en una nación de abundantes recursos naturales. Cuanto más produce su industria, más energía necesita. Cuanto mejor se encuentra la clase media -una de las mayores en Latinoamérica junto con la de Brasil- más petróleo y gas requieren sus terminales porque los profesionales deben alimentar a su vez sus equipos de aire acondicionado, sus televisores, sus modernas heladeras, sus equipos de computación, sus teléfonos. El país depende en un 82% del petróleo. El restante está dividido entre energías hidroeléctricas, carbón y energía nuclear y alternativas. En un sentido algo morboso pero nada desquiciado, la Argentina padecería cualquier incipiente crecimiento industrial, si lo tuviera. El país ha visto caer en los últimos años a más de 1000 empresas de distinto porte. En este contexto el petróleo, como industria aglutinante y además estatal, surge entre las llamas como una espada de inmenso poder. El petróleo como generador de fuentes de empleos, como multiplicador de dólares y como elemento de seducción para el capital extranjero que aun duda de la eficacia nacional. Entre Río Negro y Neuquén hay 28000 puestos de trabajo directos correspndientes al petróleo que tienen un masa salarial de 800 millones de pesos por mes. Los operarios del sector, gracias al avance de los gremios, han llegado a tocar los 100 mil pesos mensuales con la ayuda de las horas extras. Laretracción de la industria impulsó a la empresas a reestructurarsus planteles de trabajadores y a renegociar los beneficios del sector. El propio Guillermo Pereyra, senador y líder de los petroleros, les recordó que algunos de esos instrumentos que engrosan el salario mensual están sobredimensionados. “Ganan dinero por comer, por dormir”, se quejó el gremialista en referencia a las horas “taxis” en las que el trabajador no hace nada, salvo ser trasladado.
Afloramiento de shale, fisurado naturalmente
Perforar la roca dentro de la cualduerme el petróleo no convencional no es una tarea sencilla. Hubo untiempo en que hacer un pozo “shale” (roca) podía costar 40 millones de dólares. Y si alguna vez se realizó a estos costos, fue únicamente para probar que se podía hacer. Hoy un pozo de estas características cuesta en el país alrededor de 10 millones de dólares. Se especula con que en 2016 se podrá hacer por 7 millones de dólares. Para que Vaca Muerta comience a dar verdaderas señales productivas, YPF, asociada a Chevron, deberá perforar por lo menos 2000 pozos en esta primera etapa de tres años de trabajos que van del 2013 al 2016. El costo global es de unos 20.000 millones dólares en cuatro años. Para alcanzar el autoabasteciento, fuentes industriales aseguran que habría que cavar el doble. Otros 20.000 millones de dólares. “Necesitamos un plató, una base, es indispensable llegar a esos 2000, con eso daremos un paso importante”, me explica un gerente de la petrolera nacional. Pero las proyecciones se hicieron con un barril a 100 dólares y no a 58 dólares. La Argentina mantiene un precio interno por decreto de 77 dólares para quienes producen en el país. Pero aun así, aun así.... Se rumoréa que el CEO de YPF, Miguel Galuccio, le ha pedido a su gente que trabaje a todo vapor sin mirar la pantalla del computador que cada día resta esperanzas al proyecto a medida que cae el valor del crudo. Galluccio ha sido claro: a su equipo le ordenó celeridad y compromiso. La meta es la meta. Todavía faltan unos 500 pozos para llegar a la plataforma que podría aproximar al país al autoabastecimiento. Por encima de las complejas ecuaciones económicas que padece la Argentina, la fórmula es sencilla y un poco terrorífica. El país tiene unos 30.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central. Su gasto anual en energía oscila entre los 5000 y los 7000 millones de dólares. Esto no puede continuar, rugen los políticos oficialistas. De ahí la premura del gobierno de Cristina Fernández por disminuir las importanciones de gas y crudo. La Argentina inició en 2008 un peligroso sistema de dependencia estatal con el gas importado a Africa y Bolivia. La paradoja reina en una nación de abundantes recursos naturales. Cuanto más produce su industria, más energía necesita. Cuanto mejor se encuentra la clase media -una de las mayores en Latinoamérica junto con la de Brasil- más petróleo y gas requieren sus terminales porque los profesionales deben alimentar a su vez sus equipos de aire acondicionado, sus televisores, sus modernas heladeras, sus equipos de computación, sus teléfonos. El país depende en un 82% del petróleo. El restante está dividido entre energías hidroeléctricas, carbón y energía nuclear y alternativas. En un sentido algo morboso pero nada desquiciado, la Argentina padecería cualquier incipiente crecimiento industrial, si lo tuviera. El país ha visto caer en los últimos años a más de 1000 empresas de distinto porte. En este contexto el petróleo, como industria aglutinante y además estatal, surge entre las llamas como una espada de inmenso poder. El petróleo como generador de fuentes de empleos, como multiplicador de dólares y como elemento de seducción para el capital extranjero que aun duda de la eficacia nacional. Entre Río Negro y Neuquén hay 28000 puestos de trabajo directos correspndientes al petróleo que tienen un masa salarial de 800 millones de pesos por mes. Los operarios del sector, gracias al avance de los gremios, han llegado a tocar los 100 mil pesos mensuales con la ayuda de las horas extras. Laretracción de la industria impulsó a la empresas a reestructurarsus planteles de trabajadores y a renegociar los beneficios del sector. El propio Guillermo Pereyra, senador y líder de los petroleros, les recordó que algunos de esos instrumentos que engrosan el salario mensual están sobredimensionados. “Ganan dinero por comer, por dormir”, se quejó el gremialista en referencia a las horas “taxis” en las que el trabajador no hace nada, salvo ser trasladado.
La Cuenca Neuquina (líneas azules) y el área aproximada de la Formación Vaca Muerta. En distintos colores, el hidrocarburo que contiene (petróleo, gas seco y gas húmedo).
El triunfo siempre ha sido una obsesión nacional. El fútbol es un emergente del deseo popular por resaltar del resto de Latinoamérica, por demostrar que aquel pasado dorado que se le adjudicó a los argentinos a principios del siglo XX aun puede recuperarse. Vaca Muerta es un grito de revancha. Sirvió como un pretexto para alimentar este ego que difícilmente pueda soportar una nueva decepción. Nadie habla de los costos ambientales que pagará este suelo por una explotación que de concretarse será colosal. Argentina necesita de tal modo la energía y el reconocimiento como país petrolero que todavía no se la ha dado forma a una política de protección ecológica vinculada a los hidrocarburos no convencionales. Hoy el petróleo es “la” matriz productiva del país aunque, en los papeles, es una pieza en desarrollo del panorama nacional. Y empieza plantarse sobre los hombros de otras matrices como, por ejemplo, la fluticultura. Mientras en Vaca Muerta se planifican entre 5000 y 10000 millones de dólares de inversión durante el 2016, los productores de pera ymanzana en Río Negro y Neuquén, no han podido conseguir un subsidiopor 110 millones de pesos para la poda en lo que va del 2015 de partedel gobierno de Cristina Fernández. 70.000 personas viven de laschacras. Su negocio global ronda los 1000 millones de dólares. Mientras tanto YPF factura por años unos 13.000 millones de dólares. “¿Ya no habrá dinero para los productores?”, le pregunté a un senador nacional en una noche, en el café de un hotel del Alto Valle de Río Negro. “La idea es que los productores que queden sean los que de verdad mantienen un negocio, que se gestionan y tienen un sentido empresarial”, me explicó el senador. Quedó todo dicho porque, en el fondo, hablaba por la misma presidencia.
"Necesitamos muchos Chevrones en la
Argentina si queremos acelerar el desarrollo de
Vaca Muerta"
Miguel Galuccio, CEO de YPF
En el ahora famoso
yacimiento hay suficientes recursos como para mantener a la Argentina
bien provista por los próximos 132 años. Pero (y siempre hay un
pero) no es lo mismo reserva que recurso. Vaca Muerta es tan rica
como mezquina. El que pretenda sacar algo de sus entrañas deberá
romper la interpérrita piedra (shale) dentro de la que se esconden
toneladas de petroleo. En una acción que tipifica la codicia local,
a poco de ser anunciadas las nuevas cifras de recursos en Neuquén,
los especuladores comenzaron a hacer rendir su olfato. El gobierno de
Jorge Sapag sacó a licitación áreas petroleras, que nadie quería
antes del 2011 y que por inútiles habían sido devueltas a la
provincia. Estos espacios prometían océanos negros traducibles a
dólares. Las maniobras de enriquecimiento de políticos y
empresarios allegados al poder eran burdas pero efectivas. Las
licitaciones fueron ganadas por los conocidos de siempre que, a su
vez, después de un tiempo prudencial, le revendieron sus fracciones
ganadas a las grandes compañías que querían probar fortuna en el
yacimiento. La Argentina padecía, y padece, las consecuencias de una
historia de créditos impagos y conducta sospechosa ante la banca
internacional. Hacer funcionar a Vaca Muerta, para convertir al país
de una nación “con petróleo” a otra productora de petróleo,
implica la llegada de enormes masas de capital. Hay quien asegura que
el autoabastecimiento se encuentra unos 90.000 millones de dólares,
restando los10.000 millones que aproximadamente han invertido YPF y
Chevron en los últimos 3 años. Era una obviedad que después de
default muy pocos se mostrarían interesados en apostar por la
Argentina aunque el barril de crudo se mostraba a un precio -100
dólares- que hacía soñar a más de un CEO en Texas. En 2012 la
presidenta Cristina Kirchner cortó por lo sano. Si el país no tenía
prestigio suficiente para atraer capitales internacionales habría
que encontrar a alguien con el prestigio personal para convencer a
las multinacionales de que la palabra todavía valía algo por estos
lares. En Londres, en un puesto de extrema responsabilidad, Fernándezdescubrió a Miguel Galuccio. Un ingeniero osado, de carrera
brillante que alguna vez había aparecido en uncomercial de la anterior versión de YPF. Toda una señal del destino. Aunque el
destino es puro cuento. La presidenta actuó con prestancia y
brutalidad. Expropió YPF a Repsol, la empresa española que la
operaba y la transformó en una empresa nacional. Galuccio también
tendría la obligación de venir a curar esta herida con el brillo de
su figura. A cambio Fernández le ofreció dos cosas, tal vez una más
valiosa que la otra: un sueldo superior a los 2 millones de dólares
al año y la gloria de convertirse en un héroe nacional. Galuccio se
jugó una carta fuerte acaso única.
Acuerdo entre YPF y Chevron por Vaca Muerta
Sus contactos en la americana Schlumberger le sirvieron para atraer la mirada de Chevron. La poderosa compañía se había quedado afuera del negocio del no convencional en Estados Unidos y no quería continuar viendo desde afuera cómo evolucionaba el juego. A cambio de invertir 15000 millones de dólares en un plazo de entre 7 y 10 años (los pliegos dicen más pero la inversión fuerte siempre se concreta en los primeros años), la empresa le hizo firmar a YPF y al gobierno de Fernández un pliego exclusivo en donde los beneficios están a la orden del día. También pidió garantías legales y constitucionales por lo que una vez más fue cambiada la Ley de Hidrocarburos. La firma del acuerdo fue expeditiva en Buenos Aires y, en Neuquén, la provincia que debía ratificar en su Legislatura el acuerdo entre las petroleras, no demoró demasiado a pesar de las 5000 personas que semanifestaron el 28 de agosto de 2013 mientras se debatía el asunto. Después, como muchos saben, se cambio la ley. Las provincias perdieron parte de lo que se les había entregado. La historia del petróleo está poblada de estas ironías. Tierras regaladas porque no valían nada, luego exigidas porque estaban cargadas con recursos desconocidos o desmerecidos. Pueblos, como Añelo, que viven “en” la multimillonaria inversión de Vaca Muerta pero que no pueden tener ni siquiera una comisaría propia. ¿Quién quiere construir por 70 millones de pesos cuando al lado de construyen estructuras como shoppings y barrios privados por 2000 millones de pesos?. El dinero del petróleo es como una ola que arrasa a su paso. Los obreros del sector, antes que construir casas o reinvertir en nuevos espacios laborales, tienen la costumbre de dilapidarlo por ahí. La prostitución, el consumo de drogas, las apuestas sólo tienen sentido cuando existe la demanda. Y Añelo y Rincón de los Sauces, lo piden a los gritos. La última enbestida de Sapag para tratar de darle un cause a los 7000 millones de pesos en regalías que recibe su provincia es la creación de un fideicomiso. Un fondo que servirá para realizar inversiones en obras públicas y garantizar las pensiones de sus habitantes. Un modelo noruego aplicado a la Patagonia. Pero, lástima, será el mismo gobierno provincial el que maneje el fondo. Ya se sabe, este tipo de administraciones públicas es poco dada a las auditorias independientes.
Acuerdo entre YPF y Chevron por Vaca Muerta
Sus contactos en la americana Schlumberger le sirvieron para atraer la mirada de Chevron. La poderosa compañía se había quedado afuera del negocio del no convencional en Estados Unidos y no quería continuar viendo desde afuera cómo evolucionaba el juego. A cambio de invertir 15000 millones de dólares en un plazo de entre 7 y 10 años (los pliegos dicen más pero la inversión fuerte siempre se concreta en los primeros años), la empresa le hizo firmar a YPF y al gobierno de Fernández un pliego exclusivo en donde los beneficios están a la orden del día. También pidió garantías legales y constitucionales por lo que una vez más fue cambiada la Ley de Hidrocarburos. La firma del acuerdo fue expeditiva en Buenos Aires y, en Neuquén, la provincia que debía ratificar en su Legislatura el acuerdo entre las petroleras, no demoró demasiado a pesar de las 5000 personas que semanifestaron el 28 de agosto de 2013 mientras se debatía el asunto. Después, como muchos saben, se cambio la ley. Las provincias perdieron parte de lo que se les había entregado. La historia del petróleo está poblada de estas ironías. Tierras regaladas porque no valían nada, luego exigidas porque estaban cargadas con recursos desconocidos o desmerecidos. Pueblos, como Añelo, que viven “en” la multimillonaria inversión de Vaca Muerta pero que no pueden tener ni siquiera una comisaría propia. ¿Quién quiere construir por 70 millones de pesos cuando al lado de construyen estructuras como shoppings y barrios privados por 2000 millones de pesos?. El dinero del petróleo es como una ola que arrasa a su paso. Los obreros del sector, antes que construir casas o reinvertir en nuevos espacios laborales, tienen la costumbre de dilapidarlo por ahí. La prostitución, el consumo de drogas, las apuestas sólo tienen sentido cuando existe la demanda. Y Añelo y Rincón de los Sauces, lo piden a los gritos. La última enbestida de Sapag para tratar de darle un cause a los 7000 millones de pesos en regalías que recibe su provincia es la creación de un fideicomiso. Un fondo que servirá para realizar inversiones en obras públicas y garantizar las pensiones de sus habitantes. Un modelo noruego aplicado a la Patagonia. Pero, lástima, será el mismo gobierno provincial el que maneje el fondo. Ya se sabe, este tipo de administraciones públicas es poco dada a las auditorias independientes.
Apuntes
How much fossil fuel has been used in your lifetime? (The Guardian)
Prices Are Down, but Saudis Keep Oil Flowing (The New York Times)
“There is no conspiracy, there is no
targeting of anyone. This is a market
and it goes up and down.”
– Suhail Bin Mohammed al-Mazroui, United Arab Emirates’ petroleum minister
Una de las teorías por las que el precio del crudo está en baja
Prices Are Down, but Saudis Keep Oil Flowing (The New York Times)
“There is no conspiracy, there is no
targeting of anyone. This is a market
and it goes up and down.”
– Suhail Bin Mohammed al-Mazroui, United Arab Emirates’ petroleum minister
Una de las teorías por las que el precio del crudo está en baja
Durante un tiempo
sorpresivamente extenso el barril de petróleo se mantuvo en un
precio alto: 100 dólares. Un valor de lujo para los exportadores
como los países árabes, Venezuela y Nigeria. Con este valor en la
pizarra se confirmaron los mejores pronósticos en Vaca Muerta. Donde
hay petróleo pero en áreas difíciles de obtener (Shale: piedra
Tight: arena apretada). Para sacar ese petróleo y obtener ganancias,
las compañías necesita un barril alto: más de 80 dólares. Pero en
los últimos meses Arabia Saudita, Irán y Emiratos Arabes comenzaron
a producir en grandes volúmenes y esa sobrepoblación del producto
en el mercado obligó a bajar el precio del barril a 60 dólares o
menos. La baja afectó la producción de crudo no convencional en USA
(primer productor del tipo) y golpeó las expectativas de Vaca
Muerta. El gobierno de Cristina Fernández, para aminorar el efecto,
estableció un precio interno del barril en 77 (subsidiado) que le
permite obtener márgenes a las petrolelas en el país mientras
invierten y esperan por precios mejores. En Estados Unidos, el precio
a 60, provocó un retroceso en la inversión en sus no convencionales
(de ahí los despidos y achiques de estructuras y operaciones). ¿Por
qué Arabia Saudita está extrayendo tanto petróleo convencional?Los Arabes necesitan 8 millones de barriles por día para poder sacarel suficiente volumen de gas que necesita su creciente economía (unade las más pujantes de Oriente Medio). El petróleo "sube"con gas desde el pozo. Por día extraen 10 millones de barriles omás. Argentina por día consigue 700.000 barriles entre
convencionales y Vaca Muerta. Pero necesita el doble para que su
industria y sus servicios no se apague.
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