domingo, 9 de julio de 2017

Tres jóvenes atacados ferozmente por policías de civil en el pueblo más pacífico de Chile



Una fotografía de cómo quedó la calle paralela a la Comisaría después de las protestas 
(Fuente: Salvador Miranda)

Algo horrible ha sucedido en mi pueblo. Puerto Natales, Patagonia, Chile.
Tres chicos fueron atacados por una banda en la que había civiles y policías (carabineros). Pero decir atacados es muy amplio. Lo que en verdad ocurrió, es que un grupo de 6 a 9 personas (no hay un número exacto todavía), entre las que se encontraban agentes de las fuerzas del orden, los mismos que una vez juraron defender la vida de los inocentes, se ensañó con tres jóvenes natalinos y los golpearon hasta casi matarlos. Uno de ellos, para ser exactos, está en coma y su estado es gravísimo. Los médicos ya han avisado a sus padres que morirá en las próximas horas. Otro tiene heridas graves y pudo haber fallecido de no tener una enorme suerte personal. El restante logró escapar.
Estos son los hechos. El sábado a la madrugada Gonzalo Muñoz (21), Víctor Hernández (31) y Sady Galindo Soto (33) salieron del bar Slowly, ubicado a 100 metros de la Plaza de Armas de Puerto Natales. Centro de la localidad. Avanzaron apenas unos pasos por la calle Magallanes hacia la Eberhard cuando dos automóviles pararon sorpresivamente a su lado. De su interior salieron entre 6 y 9 personas. Dos de ellas policías de civil que estaba en su día de descanso. De inmediato los atacaron con palos, extintores que usaron como garrotes, golpes de puño y piernas. Estaban borrachos. Alterados. Furiosos. Como suele decirse, sedientos de sangre. Y la consiguieron.
Muñoz recibió impactos durísimos que le provocaron fracturas en todo el cuerpo. Su cráneo fue golpeado aparentemente con el extintor hasta perforarlo numerosas veces. Ha trascendido que al llegar al hospital su organismo sufría hemorragias múltiples y su cabeza se había convertido en una materia porosa por donde fluía su sangre.
A Sady Galindo lo golpearon con tal brutalidad que perdió la conciencia. Esto no detuvo a los agresores quienes atentaron contra su humanidad. También golpearon su cabeza y todo su cuerpo en donde tiene magulladuras y heridas. Además le quebraron la mandíbula.
Hernández logró huir no sin recibir una parte de la violencia desatada.
Durante las horas siguientes, la noticia de esta agresión sin precedentes en una comunidad conocida como una de las más pacíficas y de menor delincuencia de Chile, solo corrió entre los familiares, amigos y conocidos. Me informan que las autoridades de Carabineros no entregaron un informe oficial de lo acontecido. Tampoco se escucharon voces de parte de las autoridades de la Gobernación o el Municipio. Un rotundo silencio de radio comenzó a hacerse sentir como un grito sordo.
Alrededor de las 20 horas, más de 500 personas se reunieron afuera de la Segunda Comisaría del pueblo. Justo donde trabajaban habitualmente dos de los ex carabineros ahora acusados y detenidos por la Justicia local. La gente comenzó a gritar: ¡Justicia! ¡Justicia! Durante largos minutos hasta que el comisario de la institución, Alaín Valderarma, salió hablar con ellos. Entre la gente estaban los padres de los chicos agredidos. “Carabineros de Chile como institución estamos adoptando el procedimiento de rigor tal cual como si fuere un procedimiento que involucre a cualquier persona. No estamos haciendo ningún tipo de deferencia, ni escondiendo información ni protegiendo a nadie, como ha circulado en algunas redes sociales. Nosotros somos los primeros interesados en tratar de dar con el paradero de las personas que están vinculadas al hecho, recopilando la mayor cantidad de antecedentes y medios de prueba para proceder conforme a lo que establece la normativa legal vigente”, les alcanzó a decir antes de que nuevos gritos lo interrumpieran definitivamente. El ánimo no estaba para lecciones institucionales cuando había dos vidas en peligro, internadas en hospitales de Punta Arenas.
Los gritos se transformaron en pedradas y después en el incendió de materiales y de una camioneta. Entonces Carabineros de Chile, como en una ironía o una cruel paradoja, reprimió a la gente de Puerto Natales que lloraba y exclamaba por los suyos. Entre los manifestantes habían, cuentan, más de 30 niños. Muchos de ellos en los hombros de sus padres varones. Los gases lacrimógenos pudieron afectar gravemente a esos infantes y solo un milagro impidió que no hubiera nuevas víctimas que lamentar.
“Agradezco a la gente, esto no puede pasar en Puerto Natales, yo como madre me siento muy dolida por lo que está pasando, los carabineros tienen que dar la cara y pagar por lo que hicieron no podemos quedarnos en la casa sin hacer nada”, dijo afuera de la comisaría Regina Saldivia, mamá de Hernández a un periodista local.
“Mi hijo perdió la conciencia, le pegaron en la cabeza, le quebraron la mandíbula, le rompieron el labio, en el cuerpo tiene tremendos golpes, le dieron con un palo, está marcado de punta a punta, le dieron una feroz paliza. Estuvieron a punto de matarlo. Los niños que lo salvaron dijeron que son carabineros que andaban de civil, que andaban en su día libre”, relató por su parte María Soto Gallardo, madre de Sady Galindo Soto.
Los policías fueron dados de baja. Por ahora permanecen en prisión preventiva. Este miércoles serán formalizados por un tribunal de la zona. ¿Por qué recién el miércoles? Porque la Justicia espera que se resuelva la situación de Muñoz, el más joven de los agredidos.
“Los médicos me dijeron que mi único hijo no va a sobrevivir”, declaró hace unas horas Andrea del Campo, su madre.
Su deceso es cuestión de horas, explicaron los facultativos. Se lo llevó la locura y la furia de una banda. Por ahora solo hay dos identificados. Quedan por conocerse los demás.

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