sábado, 5 de septiembre de 2015

Paciencia para llegar al autoabastecimiento energético

Lo inesperado apagó el cielo de Vaca Muerta. Con el barril a US$$ 100 todo parecía posible. Todo tenía sentido incluso en una industria que requiere de enormes y constantes flujos de dinero. Pero ocurrió lo que no estaba en el guión. El barril comenzó a caer a precios históricos frente a un escenario en el que los países productores inundaron el mercado de crudo y las economías industrializadas que fuerzan el mundo disminuyeron de modo notorio la proyección de su crecimiento anual. Mermó la intensidad de China y Rusia. Pero Arabia Saudí, por el contrario, aceleró su producción. La abundancia trajo consigo la baja del valor internacional. Esa es la historia, más o menos. Y nada hace pensar que el panorama se revertirá en los meses próximos. Ni siquiera durante el 2016. Según "The New York Times", Arabia Saudita necesita un mínimo de 8 millones de barriles de crudo por día para alimentar al sector industrial del gas que extrae en consecuencia. Su economía y su tasa de natalidad crece y eso no es gratis hablando en materia de combustibles. Visto así el mundo seguirá produciendo niveles increíbles de crudo cada día. Hay menos dinero disponible en el mercado. Los jugadores que deberían llegar a la Patagonia se hacen esperar. Tiene lógica. El negocio ya no es inmediato. Tampoco es seguro. No lo es un país que se encuentra en plena transición política y tiende a cambiar de opinión respecto a sus yacimientos cada cierto tiempo. Pasando de todo eso, YPF, la empresa nacional debe empujar el carro con lo que tiene. Con ella está Chevron, por supuesto, pero los 40 mil barriles diarios que se extraen de los 300 pozos en producción hasta ahora -a un costo de unos USS$ 3000 millones en dos años de trabajos- están muy lejos de cubrir la brecha que conserva el país entre lo que produce y sus necesidades reales. La Argentina, según estadísticas oficiales e independientes, consume unos 700 mil barriles de petróleo pero produce poco más de 500 mil. En cuanto al gas, el año pasado importó alrededor de 75 mil barriles equivales. Lo que hace un total de casi 300 mil barriles equivalentes por debajo de las necesidades cotidianas. 200 mil de ellos se traducen en importación de naftas, me ha dicho uno de los mayores especialistas del rubro hace unos días. El resto en gas. De modo que, subrayo, al país le quedan por delante unos 250 a 300 mil barriles equivalentes por cubrir. Es mucho. Pensemos que con todo el esfuerzo que ha hecho la sociedad YPF/Chevron en Vaca Muerta en los últimos 2 años se alcanzaron los 40 mil barriles/día. El panorama no es optimista. Los caminos a seguir tampoco. Para una cultura que no hace de la paciencia un valor, lo que queda por delante es justamente armarse de paciencia, negociar inversiones y producir con lo que hay en el bolsillo. Que no es demasiado.

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