martes, 15 de septiembre de 2015

20 mil veces "mi mejor noche" y otras historias de un anfitrión profesional

En los últimos 10 años al frente de Isla Morena, mi pequeño hotel en el extremo sur de Chile, tomé contacto con unas 20.000 personas. Con algunas apenas crucé un dato: una palabra para señalar el camino correcto hacia el próximo hostal, muy similar al mío, ubicado a 15 metros. Pero con otras –muchas otras–, compartí cenas sabrosas, regadas de vino chileno y excelentes conversaciones. Excepcionalmente, con algunas derivamos en amistad, aferrado a la sensación de estar frente a alguien que conocés desde hace muchos años, aunque acaba de caer a tu vida como un paracaidista empujado por los vientos del mundo. Tener tu propio hotel familiar es, entre muchas otras cosas, una muestra de que te alimentás de la curiosidad por el otro, como lo hace un periodista –también lo soy– o un investigador policial.

La Agenda de Buenos Aires

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