Sobre la calle
principal del pequeño paraje de Río Chico, en la región sur de Río
Negro, hay una biblioteca. Está cerrada. Un cartel escrito a mano
indica: Biblioteca Pichinchef”. Y abajo: “Río Chico. RN”. La
puerta es de madera. Su ventana ha sido tapiada. El pueblo lleva
varios días con la electricidad funcionando al ritmo del temporal. A
veces si, por lo general no.
Hay que entenderciertos escenarios. El pueblo es hoy una heladera. Sus caminos seencuentran cortados. No hay luz. El gas escasea. También losalimentos. No es el mejor momento para ponerse a leer con -16 grados.
Al menos la señal nos advierte que en el interior de este humilde
edificio, levantado con partes de cemento y adobe, hay libros.
Cientos, miles. Quién sabe. No importa. Algo hay.
No cuesta nada
imaginarse al mismo pueblo en verano. Ataviado de calor de meseta y
aroma a montañas lejanas. Florecido. Verde. Amable por derecho
propio. No es verano. Es invierno y andar duele en el rostro. Riega
penas. Los autos no avanzan. Dos perros tiemblan como tristes
personajes de una película muda. Los caballos meditan parados afuera
de algunas casas.
Hoy se puede vivir
aquí, en un repliegue de la Patagonia, pero no se debería. El
invierno es cruel. Insano. En contraprestación la naturaleza
devuelve finas bocanadas de aire puro. Tierra limpia. Soledad sola.
Quietud y tiempo. La última ocasión en que sonó la bocina del tren
fue hace 23 años. Desde entonces, en la estación, que una vez
sirvió de motivo para radicarse en el paraje, nada se mueve. Los
vagones soportan las nevadas. Fierro contra hielo. No chistan. No
dicen ni pio. Un hombre ciego cruza las vías. Es todo. La vida se
repliega sobre sí misma hasta la siguiente estación. Será
primavera. Seguramente fría.
La imagen total
convoca al pasado. Mi madre, mi prima, mi tía y mis abuelos,
refugiados todos, alrededor de una cocina a leña que arde al rojo
vivo. Existimos en lo profundo. 2500 kilómetros al sur de Río
Chico. Y mi madre nos lee “Tarzán de la selva”. Cubiertos por
mantas, protegidos de la helada, escuchamos historias de otra tierra
donde todos andan desnudos.
Conocí Río Chico en Prov. de Río Negro al finalizar el verano 2017.Bello lugar. Me hubiera gustado quedarme más tiempo y conocer esa biblioteca. ¿Algo que podamos hacer?
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