martes, 4 de agosto de 2015

Toda la verdad y nada más que la verdad acerca de Chile


   Costanera de Puerto Natales, fue rediseñada a un costo de casi 2 millones de dólares en 2014.

Mi pequeño pueblo natal, Puerto Natales (Chile), fue durante el gobierno militar de Augusto Pinochet una zona de exilio. Una de aquellas áreas marginales donde enviaban a los opositores que preferían mantener lejos de su vista, antes que aleccionarlos a los palos o matarlos. Hay quien niega este hecho pero, como yo en los 70 tenía edad para entender, lo recuerdo bien. Durante años el humilde empresariado local y los incipientes políticos provinciales, se quejaban de su mala suerte. De todos los lugares en el planeta que existían, ellos habían debido nacer en el culo del mundo. Mirá que estando Santiago, Buenos Aires, Nueva York, por dios. Justo aparecer en un villorrio ubicado a 80 kilómetros de un Parque Nacional que no visitaba nadie llamado Torres del Paine (en 1986 a Paine llegaban 5 mil turistas y los refugios estaban abandonados). De locos. Los tipos se rebanaban los sesos preguntándose qué producir donde el diablo había perdido el poncho. El desempleo estaba a la orden del día. Miles de personas (el pueblo nunca pasó de los 18 mil habitantes e incluso hoy que es bastante famoso) vivían de los planes PIN, PAN, PUM o cosas por el estilo de sonido ridículo, en los que a la gente se les pagaba por sostener una pala (el dicho de la época era: uno hace el hoyo, 5 miran). La democracia trajo algo que los natalinos desconocían: el progreso económico. A 27 años de su llegada, Puerto Natales pasó de ser un pueblo dónde todos eran pobres -hasta el alcalde y el gobernador que vivían en minúsculas casitas de población- a reducir la pobreza a cero. Hace unos meses llevé de paseo en bicicleta a un joven francés -músico y de familia muy adinerada, velero incluido- y se mostró sorprendido de la cantidad obras públicas que se ejecutan en la localidad. Hoy Puerto Natales vive de la ganadería, el campo, la pesca, la pequeña industria, el comercio minorista y el turismo. Con los años Torres del Paine -el paraíso del trekking- trajo como efecto secundario la inmigración de algunas decenas de europeos que ha decidido hacer del sur su segunda patria. Una suerte de ciclo que vuelve sobre sus pasos. A principios del Siglo XX la zona fue colonizada por Europeos, algunos de ellos anarquistas, que alentaron un cambio en las condiciones laborales de los peones. Los nuevos inmigrantes se dedican al comercio y gozan de una seguridad ciudadaba caracterizada por el silencio. Es mucho más sencillo administrar un país o una comunidad pequeña que una grande. Pero las inversiones no han dejado de llegar a Natales como si se tratara de una ciudad de alta densidad poblacional. Entre los poyectos que ya se encuentran en ejecución figuran: la nueva prolongación de la pista del aeropuerto por 4millones de dólares, el arreglo de unas veredas y una nueva plaza por 1,5 millones de dólares y un hospital nuevo por 50 millones dedólares. En la Argentina gastarse 1,5 millones de dólares en una plaza de pueblo podría matar de un infarto a un intendente. No es una zona donde abunde la mano de obra especializada. De manera que conseguir trabajadores responsables y formados es complejo y arduo. Las pescaderías de la zona, por ejemplo, traen personal entrenado desde Puerto Montt para procesar el pescado y pagan salarios que oscilan entre los 1000 y los 1500 dólares por 12 horas de trabajo. Los operarios viven en pensiones y ahorran hasta el último centavo. Puerto Natales padece un par de fenómenos extraños: hay sobre empleo y baja natalidad. Irónicamente muy pocos nacen en “Natales” porque los padres evitar tener hijos y porque el hospital local no recibe partos y los envía a Punta Arenas. En la capital del petróleo, aun más curiosamente, hay un hospital 5 estrellas pero recién desde hace unos meses se realizan intervenciones cardiovasculares. Recuerdo que en Cipolletti y Neuquén estas operaciones son cosa rutinaria y hasta se llevan a cabo trasplantes. Tampoco abundan los médicos en la región de Magallanes. Lo que si hay en gran número son prostitutas de América Central: unos 35 me comentó una madama del pueblo. En Chile la prostitución se encuentra regulada. Las mujeres, los locales y “los tragos” mueven en la XII Región un negocio que ronda los 3 a 4 millones de dólares al año.
El gobierno de Michelle Bachellet ha sostenido la mirada sobre la puerta de entrada al Parque Nacional Torres del Paine que recibe a unos 100 mil turistas por año. Entre ellos a Cameron Díaz, Leo DiCaprio, Tom Selleck, Clint Eastwood y otros. El parque cobra una entrada de casi 30 dólares por persona y el 90% de los que entran a este paraíso rodeado de montañas y en el que hay pumas del tamaño de un león, son europeos y norteamericanos. Pero este dinero no se derrama sobre la zona. Puerto Natales vive indirectamente del parque. Hay decenas de agencias, hoteles, hostales y casas de hospedaje. Mientras tanto, Chile atraviesa, escucho, por una crisis, pero suelo pasar varios meses allí y no la observo como tal. En la actualidad el país tiene 2,1 millones de pobres sobre una población de unos 17 millones de habitantes. Pero diría que estos millones de pobres obedecen a carencias estructurales: Valparaíso, Santiago. Las llamadas poblaciones callampa que aun son una deuda que la dictadura jamás pagará. La tasa de desempleo ronda el 6,6%. El ingreso mínimo es de unos 350 dólares por 7 horas de trabajo. Pero, en general, los sueldos más bajos rondan los 400 a 500 dólares. Hace menos de un año una editora de un diario regional me ofreció 1200 dólares por ingresar a su empresa para hacer notas de economía. Me dijo que necesita unos 8 periodistas. Me pareció poca plata pero no deja de ser “rara” la abundancia de laburo. Lo digo porque he trabajado en muchos “sures”. A Bachelet se la acusa de generar demasiado empleo público para los estándares chilenos. “Es la reina de la comisión de la comisión de la comisión”, bromea un amigo chileno periodista y escritor. Es así. Recuerdo haber asistido a una reunión donde se explicaban los subsidios a las micro empresa en la que los funcionarios daban paso a una organización, también estatal, que se ocupaba del proceso de información, que daba paso a una empresa que realizaba la recepción y la selección de los proyectos, que daba paso a la empresa que entregaba el dinero en nombre del Estado. Tal cual. Un amigo, especialista en seguridad (en Chile es una profesión con salida laboral segura por la abundancia de obra publica) me indicaba que desde las proveedoras del Estado, ubicadas en el “norte”, les llegaban permanentemente carteles de tránsito nuevos a la empresa de caminos en la que él trabajaba para reemplazar a los viejos. “Pero los viejos están impecables y los vuelven a hacer y los volvemos a sacar y a reemplazar”, me contaba. Para él representaba un despilfarro pero en realidad es la forma que tiene el Estado de sostener la industria y el empleo. Los problemas de Chile no son estrictamente económicos sino culturales. Al país le hace falta inversión en ciencia, creatividad, arte. Me enteré que Wenceslao Cásares está en Pirque, muy cerca de Santiago (Cheto place), liderando un proyecto para captar cerebros interesantes en el país. El año pasado asistí a un encuentro de Físicos en el Instituto Balseiro en Bariloche (que dicho sea de paso cumplió 60 años). Uno de los científicos oradores señalaba a Chile como un ejemplo de lo que “no se debe” hacer cuando un país tiene dinero. “No invierten en ciencia, no podemos permitirnos eso acá, ¿que plata del cobre va a ciencia? Muy poca”, le escuché decir a este hombre muy respetado en la escena científica nacional e internacional. La Argentina está apostando y, quien dice, podría dar un batacazo. Es cuestión de insistir, invertir y esperar la suerte. Es otra máxima de la investigación científica: dinero+esfuerzo+mentes+suerte. Mucha suerte, Por ahora, Chile padece, creo de fiaca intelectual aunque el país ha mejorado hasta un punto dificil de creer sobre todo para quienes vivimos en la zona gris del pinochetismo. Nada. Silencio. Marchas militares. El presupuestochileno en Educación ronda los 12.000 millones de dólares y el de Salud los 11.000 millones de dólares. Y son logros de un gobierno de derecha como el de Sebastián Piñera. Casi las mismas cifras que enla Argentina. Aunque Chile tiene tres veces menos población.

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